“Los médicos me habían dicho que si quería quedar embarazada, debía someterme primero a una estimulación hormonal. Y todavía no habíamos tomado esa decisión. Pero Gina llegó así, de manera medio milagrosa, demostrando que a veces la vida decide por una. Es una hermosa anécdota y me muero de ganas de contársela a mi hija cuando la tenga en brazos…”
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