“Mi antojo más extraño fue el de rabas a eso de las 3 de la mañana. El Turco zafó porque estaba todo cerrado. Más allá de eso arranques, lo extraño es que vivo en un estado de hambre constante. Cada dos horas tengo que ingerir algo. Y no un yogurcito. No se me nota tanto porque soy alta pero te aseguro que estoy comiendo muchísimo”.
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