Según María Amelia Macedo, Editora de Penguin Random House, estos ejemplares “invitan a completar, estampar, recortar y pegar. La principal diferencia con los libros de actividades clásicos es que son objetos que apuntan a que el dueño se apropie de ellos, les imprima su marca personal y, en algunos casos, interactúe con el entorno. Suelen ser visualmente atractivos y creativos desde las propuestas y el diseño”, remata la especialista.
Imagen anterior
RSS
G Plus
Facebook
Twitter