Al mismo tiempo que revaloriza la calidad de las escuelas de diseño en el país y el potencial creativo de los nuevos diseñadores, Ramírez reconoce que muchas colecciones locales son copia de otras extranjeras y hasta se anima a ir más allá al afirmar que incluso hay propuestas que son imitación de estas últimas. “¿De que sirve que tantos hayan estudiado y tengan ideas propias si se va a copiar lo de otros?”, se pregunta.
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