“Para mí lo social es un camino de ida. Uno no puede subirse al tren y bajarse de toque. Tampoco tomarlo como un momento de ayuda y nada más. Tal vez la gente no lo sabe, pero yo voy todas las semanas al Hogar Pimpinela Para la Niñez (de Lucía y Joaquín Galán). Voy a estar con los chicos porque lo necesito y porque me comprometí desde el corazón”.
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