“Es tal la simbiosis que tenemos con mi perro Yeso que a veces confundimos roles. Mientras yo duermo donde sea y pueda, él sólo lo hace sobre almohadas. Lo peor es que ahora se tira en perpendicular, ocupando toda la cabecera de mi cama. Si hay visitas a la noche aplaudo un poco y se va. A regañadientes, pero lo hace. Es muy obediente”.
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