Confiesa que le encanta regalar flores, y que prácticamente cada domingo se aparece con un ramo de rosas blancas, las preferidas de Araceli. Fanático de su hogar, cuenta que se da maña con casi todo, menos con los arreglos de electricidad. “Hace poco estábamos con problemas de presión de agua y yo mismo encontré la falla. Agarré una pala y empecé a cavar el jardín hasta que di con el caño roto. Para arreglarlo, eso sí, llamé al especialista”, cuenta.
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