Volvió al país hace algunas semanas y confiesa que ya recuperó, desde el día mismo de su llegada, su antiguo ritmo de vida. “Lo cual no deja de ser un gran mimo” dirá luego en referencia a la variedad de llamados y propuestas (en teatro, televisión y cine) que recibió tras un año y medio de ausencia, motivada por la designación de su marido, Martín Lousteau, al frente de la Embajada Argentina en Estados Unidos. Dedicada a pleno a su hijo Gaspar (4) durante ese lapso, Carla se hizo un espacio para despuntar el vicio de la actuación junto a Diego Peretti con Mamá se fue de viaje, la nueva película de Ariel Winograd que se estrena el próximo jueves y de la que se habla hace rato, sobre todo gracias a un hilarante trailer que logró convertirse en viral en apenas una semana (sumó más de 4 millones de vistas, entre Facebook, WhatsApp y Youtube). “A mí también me escribieron amigas diciendo: ¡vamos todas a verla! Es muy lindo cuando pasa algo así”, comenta la actriz.
-La película plantea un juego de roles muy gracioso pero a la vez un tanto antiguo. ¿Cómo te llevás con esa imagen, la de la madre que sabe cuidar a los chicos y el padre que no?
-(Piensa) Es cierto, el personaje de Peretti tiene una cosa media anticuada, es como un padre de otra época, que se dedicó ciento por ciento a su trabajo y delegó en la madre la crianza de sus hijos. Hoy en día casi ya no es así, todo se comparte. Pero más allá de ser ficción, lo que me resulta interesante de la película es que en el fondo reivindica un poco ese doble rol que tenemos las mujeres, desde siempre y en particular en estos tiempos. Es como que estamos listas y preparadas para trabajar fuera de casa y también para ser madres, para estar en el día a día de los hijos. El hombre no. Puede hacerlo, pero no le sale de manera tan natural.
-¿A vos te pasó algo así cuando viniste a filmar la película y Martín se quedó con Gaspar en Washington?
-Sí, aunque mi caso es muy distinto, es un hijo solo, ¡y en la película son cuatro! Fue cero caótico para Martín. Es más, estaban los dos tan contentos de quedarse solos que me sentí un poco desplazada, como que no les modificaba nada si volvía o no (risas). Supongo que el que más me extraño fue Martín. ¡Quiero pensar eso! (ríe)
-¿Cuál dirías que es para vos el mayor desafío de la maternidad?
– (Piensa) Mmm… Quizá sea descubrir qué es lo que quiere y desea Gaspar. Embocarle a eso, saber escucharlo y entenderlo. No es poca cosa, eh. Sobre todo en esta época que hay como una sobreoferta de actividades para los chicos. Es algo que se ve mucho en esta película, el universo de cursos, deportes, talleres y demás que los rodea. Yo no recuerdo tener tantas cosas en mi infancia y menos aún que mis padres se ocuparan de que vaya a natación, canto, baile… Si algo de eso me interesaba, me tenía que ocupar yo y porque ya era más grande. Lo loco es que hoy los chicos están recontra informados de todo ese abanico de posibilidades. “Mami, quiero hacer arco y flecha y ya sé donde enseñan”, te dice un día tu hijo y no te desmayás de casualidad.
“No me imagino compartiendo notas o actos políticos con Martín. Él no me lo pidió nunca y si viene un asesor de imagen y lo sugiere… Qué sé yo. Esa cosa de humanizar el candidato a mí no me va para nada”.
-Hablando de desafíos, ¿creés que es un reto mantener viva la pareja en tiempos de hijos?
-En mi anterior película (N de la R: Una noche de amor) se hablaba un poco de eso pero lo cierto es que en mi caso no son tantos años los que llevamos juntos. ¡Ni tampoco tantos hijos! (ríe) De todas formas sí siento que son muchas las experiencias que vivimos con Martín: nos instalamos dos veces en el exterior, él hizo varias campañas políticas, yo cine, televisión y teatro y nos nutrimos mucho de todo esos mundos tan diversos. La verdad es que por ahora, y lo digo en voz baja, tocando madera, no podría hablar de ninguna crisis de pareja ni nada por el estilo con él.
-¿Creés que esa misma variedad de mundos los ayuda a eludir esas crisis?
-Sí, hace nuestra vida más interesante, sin duda. Pero porque somos curiosos los dos, nos interesa cambiar, conocer gente nueva, diferente. A él le encanta el arte, a mí escuchar sobre política… un poquito. (risas). Más que nada me gusta escucharlo a él.
-En lo cotidiano, ¿qué tal te resultó la vida en Washington?
-Espectacular. Yo siempre le decía a Martín que de chica soñaba con la experiencia de vivir afuera un tiempo. Nunca imaginé que se me iba a dar tan pronto y de manera tan interesante. Me hice de muy buenas amigas allá. Y conocí un montón de gente, no sólo mujeres de embajadores sino también artistas y personas vinculadas a la cultura… Hay un teatro latino muy importante allá cuyo dueño es argentino y enseguida me vinculé con todo ese mundo. Washington no sólo es una ciudad hermosa sino que también está llena de vida, pasan un montón de cosas allá, desde muestras hasta obras de teatro, películas, recitales…
-¿Te incomodó o inquietó estar tan dedicada a tu hijo Gaspar?
-No, para nada. Es quizá lo que más extrañaré de esa experiencia. Amé ser una mamá full time. Acá quizá me hubiese costado más, porque mi trabajo me encanta y siempre aparecen cosas por hacer, pero allá no. Mejor dicho, sí aparecieron propuestas, sobre todo teatrales, pero decidí que el trabajo quedaba sólo para Buenos Aires. Una cosa muy singular de Washington es que allá no existía el grupo de WhatsApp de mamis. Era todo por mail, mucho más formal e individual. Por suerte sí mantuve todos mis grupos de mamis de acá. Y de amigas. Entre eso y las redes sociales estuve muy conectada. Cuando me reencontré con todas acá les dije: “qué bueno que las veo, ya estaba cansada de ponerle like a sus fotos…” (risas).
-La separación de Griselda te agarró afuera… Imagino que te debe haber costado eso.
-Sí, fue duro, ambos son mis amigos y los quiero pero así es, “Gri” es mi gran amiga y me dolió mucho la noticia. En ese momento traté de no atosigarla a mensajes. Dejé que las cosas decantaran y después charlamos dos o tres cosas básicas por teléfono. Confío en la inteligencia de ambos y en su capacidad para manejar la situación lo mejor posible. Todavía no fui a verla al teatro. Quiero organizarlo bien, salir a comer, después a charlar, a bailar o lo que sea. Prefiero elegir una salida por semana. No quiero que me pase como cuando hacía teatro que no lo dormía a Gaspar y después me terminó pasando factura. “No quiero dormir más con vos”, me dijo.
“Griselda es mi gran amiga y me dolió mucho la noticia de su separación. En ese momento estaba en Washington y traté de no atosigarla a mensajes. Confío en la inteligencia de ella y de Adrián y en la capacidad de ambos para manejar la situación lo mejor posible”.
-¿Aprendió inglés en este tiempo?
-Sí, bastante. Parece un Youtuber extranjero… (risas). Es que ve más ese tipo de videos por Internet que dibujitos animados. Yo no entiendo cómo le puede gustar gente abriendo huevos Kinder pero es lo que más lo entretiene. Igual no quiero que sea fan de las pantallas, prefiero que juegue con otras cosas.
-¿Pensaste en la posibilidad de que la actividad de Martín te consuma cada vez más tiempo acá? Está en plena campaña para diputado y suena fuerte para las próximas elecciones a Jefe de Gobierno…
-No lo pensé demasiado, prefiero ir adaptándome a cada escenario y que las cosas fluyan lo más natural posible… Sí hay algo que tenemos muy en claro con Martín y es que cada uno tiene su trabajo. Nos acompañamos en los momentos más importantes, claro que sí, pero no es que nos ensamblamos en pos de algo. Ahora él esta en campaña y yo elijo por eso no hacer teatro, cosa que ya sucedió en la anterior campaña y no estuvo bueno. Como esta vez podía esperar, preferí dejarlo para más adelante.
-¿Dejarías de trabajar por él?
-Bueno, ya lo hice. Pero por un tiempo. Creo que no tomaría una decisión tan definitiva y tajante. A mí me encanta mi trabajo.
-¿Te lo imaginás jefe de gobierno, presidente…?
-Yo me lo imagino en todo, pero porque realmente me gusta mucho lo que hace, lo que piensa…. Igual prefiero no entrar en ese terreno, menos ahora que estamos en plena campaña política. Esa cosa de humanizar el candidato, a mí no me va para nada.
-Pero te van a pedir que lo acompañes a entrevistas, actos políticos…
-Él no me lo pidió jamás y no creo que lo haga. Y si viene un asesor de imagen y lo sugiere… Qué sé yo… Tampoco te voy a decir que nunca haremos una nota juntos, pero no me veo mucho en esa situación. Ojo, a mí hay muchas veces que me dan ganas de salir a decir cosas o incluso a defenderlo de tal o cual ataque y en esos casos es el propio Martín el que me baja los decibeles. “Tranquila, no pasa nada”, me dice.
-¿Te gustaría agrandar la familia?
-Sí, me encantaría que Gaspar tenga un hermanito o hermanita pero no es algo que dependa exclusivamente de nosotros…. Ojalá. Yo siempre le digo a Martín, “si nos hubiésemos conocido antes…” La verdad es que estamos grandes, yo tengo 43 años…. Ya sé que la tecnología y la ciencia y bla bla bla, pero no es tan sencillo. Veremos. Hay días que tengo muchas ganas y otros que nos veo y siento: ¡qué bien funcionamos de a tres! La verdad es que sí, ¡somos un gran trío! (sonríe).
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