Embellecer a través de las plantas es el principio de lo que conocemos como fitocosmética. Desde tiempos ancestrales se usaron los principios activos de los vegetales para curaciones, tratamientos específicos y para cuidar la piel y el pelo. Uno de los pioneros en darle a este proceso un asidero científico fue el antropólogo austríaco y creador de la corriente antroposófica (teoría que une lo espíritual del ser humano a lo espiritual del universo haciendo muchísimo hincapié en la naturaleza) Rudolf Steiner. “Hace 90 años se inventó, por ejemplo, la agricultura biodinámica y desde ese momento creció de manera exponencial. Cerca de 4500 productores cultivan hoy en 43 países del mundo 150 mil hectáreas con esta técnica que consiste en tratar a la huerta como un organismo vivo y sano, o sea que no se utilizan ni fertilizantes ni agroquímicos”, informan desde Weleda, la firma madre de esta corriente. Por su parte, la médica dermatóloga Cristina Pascutto, asesora científica de los laboratorios Pierre Fabre, apunta: “La actividad de una planta viene determinada por las moléculas que la conforman. Las novedades se centran en descubrir los activos (que se obtienen de sus extractos o aceites) y poder investigar y determinar sus acciones en diferentes niveles. Para eso es imprescindible el conocimiento exhaustivo de la planta y su plantación orgánica y sustentable para garantizar la extracción pura y la eficacia y conservación de sus activos”. Desde hace tiempo los laboratorios se concentran en volver a las bases y en concientizar a los consumidores en valorar la tierra y lo que ella nos brinda para la salud de la piel y el pelo. “Se reevalua todo lo que usaban nuestros ancestros para curar y embellecer.
“Hay una combinación importante de las metodologías de análisis y de screening de actividades biológicas que aportan una nueva mirada en el desarrollo de cosméticos logrando activos y formulaciones más seguras y eficaces”.
Lo mejor de esta era es que se logra rescatar y amplificar con la tecnología moderna la eficiencia de los principio activos usados históricamente”, sentencia Cecilia Navarro Tuculet, dermatóloga de L´Oreál Paris. Según Iguatemi Costa, Gerente Científico de Natura Brasil, la fitocosmética evolucionó en campos de la etbotánica, fitoquímica, toxicología y procesos de extracción de forma impresionante. “Hay una combinación importante de las metodologías de análisis y de screening de actividades biológicas que aportan una nueva mirada en el desarrollo de cosméticos logrando activos y formulaciones más seguras y eficaces”, apunta. En la actualidad hay un pleno control de la cadena de producción que nace con el cultivo y termina con la producción del extracto. Como ejemplo de esto y de la innovación desde Pierre Fabre anuncian que existe la tecnología denominada a contra corriente y así la define: “La planta se desplaza por un espiral que recorre el extractor de un extremo a otro sentido inverso al del disolvente. A medida que la planta avanza por el aparato, entra en contacto con el disolvente cada vez más pobre, pero cuyo poder de extracción es más potente. Esto es una ventaja para mejorar la productividad y minimizar los costos respecto a otras técnicas y aparatología”, aclara Pascutto.
Hoy casi no existe en el mercado un cosmético de calidad que no tenga aunque sea un ingrediente fitocosmético. Por los general los componentes provenientes de la naturaleza no causan daños ni perjudican la salud del paciente, únicamente que la persona tenga una alergia específica a algún vegetal. Por supuesto que para complementar la fórmula se utilizan, además, ingredientes no naturales, pero estos al incluirse con los naturales deben ser testeados de la mejor manera para garantizar su salubridad y eficacia. “Estos logran que los principios activos fitoderivados puedan llegar de manera más correcta a la zona a tratar y que lo hagan de manera activa sin alterar la fórmula química. La sinergía más exitosa se genera con los vehículos de última generación”, señala Navarro Tuculet.
Los cosméticos naturales duran menos que los tradicionales. Uno de los conservantes más comunes en la industria, debido a su bajo precio son los parabenos. “Hay que estar atento porque su uso prolongado puede ocasionar irritaciones en la dermis o bien puede disminuir a largo plazo la capacidad intrínseca de la piel para protegerse a sí misma”, explican desde Weleda. Está claro que los consumidores están cada vez más atentos a cuidarse y preservar, a su vez, al medio ambiente recurriendo a recetas naturales antiguas, pero eficaces. “El concepto moderno de salud considera el bienestar general y no sólo la ausencia de una enfermedad o afección. La biodiversidad y la dermocosmética van de la mano y generan conciencia en los consumidores que buscan volver a las raíces, pero sin dejar de lado las técnicas modernas. Sentirse bien y de la manera más natural posible es más que gratificante”, culmina Iguatemi Costa.
CUIDADO CAPILAR
Desde siempre el cuidado del cabello estuvo vinculado con productos naturales y más que nada con las recetas caseras de la abuela. “Hoy el consumidor tiene alcance e idea
de las fórmulas e ingredientes naturales que le hacen bien
al cabello y busca los componentes que se adaptan mejor a su tipo de pelo”, cuenta Miguel Ángel Cisterna, tricólogo y asesor de Elvive. En tanto el profesional destaca los ingredientes que más se usan para el cuidado capilar: ortiga, jaborandi, quillay, romero, caléndula, moringa y menta; para tratar el cuero cabelludo. En cambio las frutas ácidas, oliva, palta, girasol y macadamia se emplean para la fibra capilar.
EL ABC DE LAS PLANTAS Y LA PIEL
> Manzanilla: tiene propiedades antiflogísticas, colorantes y purificantes.
> Semillas de uva: son potentes antioxidantes.
> Aceite de oliva: hidrata y suaviza, contiene mucha vitamina E.
> Rosa mosqueta: protege de los radicales libres y la radiación UVA, también humecta en profundidad.
> Árnica: es antiinflamatoria, astringente, analgésica y funguicida.
> Onagra: rellena, fortalece y estimula las pieles maduras.
> Abedul: es drenante y muy buen anticelulítico.
> Avena: es buena para la picazón, además aporta nutrición e hidratación.
> Caléndula: es cicatrizante, antiséptica y para combatir quemaduras de sol.
> Almendra: hidrata, nutre y aporta
vitamina E.
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