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04/12/2017

Eleonora Wexler: “Estoy enamorada de mi profesión“

Forjó un camino como actriz todo terreno: teatro, televisión y cine. Separada, madre de una adolescente y sin apuro por formar pareja, sigue proyectando un 2018 a pura actuación.

Le sobran los galanes, pero sólo en la ficción, porque en la vida real, aún no encontró a nadie que le “mueva el piso” desde su separación, hace ya seis años. Pero Eleonora Wexler (43) no se queja en absoluto. “Soy feliz, amo mi trabajo, viajar y estar con mi hija, mi familia y mis amigos. No tengo apuro por volver a enamorarme. Tampoco me proyecto a futuro ni puedo contestar cuando me preguntan si quiero formar de nuevo una familia ¡Ya la tengo! En todo caso, sumaré… Sé que me lo dicen porque creen que me falta algo, pero no, estoy perfecta así”, jura detrás de esa sonrisa radiante que tantas veces eclipsó la pantalla desde un culebrón. Este año la vimos surfear diferentes registros sin que se le vieran los hilos. Todas las noches es la doctora Marcela Ríos en Golpe al corazón, donde sufre y se enamora de un enfermero, el rol que interpreta su amigo Sebastián Estevanez. También este año se lució como Estela, cuñada del personaje de Peter Lanzani (Nelson) en Un gallo para Esculapio. Por último, aunque en orden inverso temporalmente, interpretó a Julia, en la pieza teatral Umbrío, con la que se dio el lujo de acompañar la reapertura del Teatro San Martín. Para coronar el fin de año, viajó a la India para presentar Pensando en él, su última película dirigida por Pablo César. Además, ya concretó proyecto teatral para el año entrante junto a Fernán Mirás, Luciano Cáceres y Julieta Zylberberg. “Amo lo que hago“, dice varias veces durante la entrevista. Y se nota.

“Busco Divertirme, tener una linda charla, acompañarnos, viajar…pero no tengo un prototipo de hombre que me gusta. Ni estoy buscando”.

-¿Qué expectativas tenés con el viaje a la India?
-Es un sueño hecho realidad, voy por una película que adoré, que hice el año pasado, en donde represento a Victoria Ocampo y su encuentro con un filósofo indio, premio Nobel y poeta, Rabindranath Tagore. Es una coproducción con India y una parte transcurre allá porque un personaje encuentra un libro y a partir de allí empieza un viaje espiritual y va a la India. La trama muestra pasado y presente. Voy a acompañar el estreno en el 48 Festival Internacional de Cine de India IFFI. Mucha gente me habló del cambio que experimentan al conocer una cultura tan diferente, voy abierta, a sorprenderme, sin expectativas, dispuesta a disfrutar.

-Con tanto trabajo y madre de adolescente no tenés tiempo de aburrirte…
-No…esa parte es difícil, porque es una época complicada para darte cuenta hasta donde les das libertad. Es fundamental el grupo de amigos, la contención, el poder hablar. Tienen acceso a muchas cosas que nosotros no teníamos pero por suerte mi hija se comunica un montón, la podes guiar mejor de esa forma. Si ellos hablan uno los puede ayudar. Miranda es súper deportista, practica equitación y atletismo, está más conectada con los animales y el aire libre que con las computadoras y los teléfonos. Eso aleja lo nocivo y la acerca a lo positivo. Es naturalmente sana, solidaria y se cuida, por más que me pelee y pelee al padre, está atenta y de tonta no tiene un pelo.

-Estás orgullosa…
-Sí, me gusta la persona que es. Y yo siento que voy aprendiendo con ella, todo el tiempo, los límites, a qué fiesta va, a cuál no. Me gusta estar presente, hablar con las otras mamás, es un trabajo, el mejor del mundo. Ellos son una generación más informada, con más libertad y hay que enseñarles a usarla, acompañarlos, estar cerca. Y estamos. Así nos manipula ¡al padre y a mí! Sabe que todas las miradas están puestas en ella y lo aprovecha (risas).

-¿Tenés ganas de enamorarte?
-Así…en abstracto, no. Igual nunca digas nunca porque el año que viene aparezco embarazada…pero la verdad es que no puedo proyectar nada si aún no apareció nadie que me mueva el piso… Creo que estoy un poquito más difícil con los años, más exigente. Ya viví determinadas cosas, sé lo que no quiero vivir…

-Y lo que querés de un hombre, ¿sabés?
-Si. Divertirme, una linda charla, acompañarnos, viajar…pero no tengo un prototipo del hombre que me gusta. Ni estoy buscando.

-Sin embargo sos muy deseada, en la pantalla aparecés siempre sexy, tenes una linda figura…
-¿En este papel de doctora decís? Es una mujer atractiva, se enamora, ahí se despierta la sensualidad claro…

-¿Cómo te llevas con las escenas de sexo?
-No es lo más cómodo que hay… nos reímos… con “Seba” (Estevanez) nos conocemos un montón, es mi amigo, lo respeto, a él y a su familia, pero bueno, en el momento de actuar hay que actuar. Lo quiero, fluye, él es respetuoso, cuidadoso, lo hablamos, y no tenemos tantos momentos hot como sí tuve en Amar después de amar. En Golpe al corazón la heroína y el protagonista tienen un contacto más esporádico, pero creo que cuando lo hacemos lo contamos con toda la verdad posible.

“Aún no apareció nadie que me mueva el piso… creo que estoy un poquito más difícil con los años, más exigente. Ya viví determinadas cosas, sé lo que no quiero”.

-¿Cómo te repartís en papeles tan disímiles y ámbitos también diferentes?
-Bueno, se dieron en tiempos distintos. Cuando se reabrió el San Martín para mí fue importante decir presente con Umbrío porque estuvo cerrado bastante tiempo y volver con un espectáculo en la sala Casacuberta, prácticamente la única en la que no había trabajado, fue increíble. Estuvimos de junio a septiembre, no hace tanto. Lo de Un gallo.. fue desde febrero a mayo, porque era un rodaje complejo, casi cinematográfico. Locaciones lejanas, estuvo buenísimo. La obra la venía ensayando y cuando estrené, ahí empecé la novela.

-Con Peter (Lanzani) tuviste escenas hot ¿Cómo fue eso?
-Me encantó hacer mi personaje y conocerlo a Peter, es el mejor de su generación, trabajamos tan lindo, fue un regalo porque él es un actor que está creciendo exponencialmente y es hermoso lo que hizo.

-Trabajaste con tantos galanes…¿Tenés preferidos?
-Ahora que voy a hacer teatro con Fernán Mirás estoy chocha que va a ser mi marido, él me encanta como actor, es divertido, es ocurrente. Me llevo increíble también con Juan Gil Navarro, un gran compañero, somos amigos igual que con Sebas…no podría elegir, te nombro gente que quiero, talentosos, privilegios que me dio esta profesión.

-Como trabajar con Alfredo Alcón…
-Sí, el maestro. Tuve de esos regalos por suerte: me dirigió Norma Aleandro, María Herminia Avellaneda en Alta Comedia…Aprendí tanto..soy una agradecida por todos esos encuentros.

-¿Alguno de los grandes con los que aún te falta darte el gusto y trabajar juntos?
-Marilú Marini. Cada vez que la veo me sorprendo. Es especial, es diferente, sin hacer nada hace todo. Su voz, todo en ella…es una maravilla. Con Claudita Lapacó ya trabajé y fue un viaje, es otra profesional única. Seguro me olvido de muchos.

-¿Siempre tuviste clara tu vocación?
-No siempre. A los 15 tuve una crisis grande, había empezado muy chica, no sabía qué me pasaba, estuve un año sin trabajar hasta que me llamaron para hacer un reemplazo de una comedia musical que se llamaba Alta Sociedad y cuando subí al escenario me vibró todo el cuerpo. Ahí supe, sin dudas, que era lo que quería seguir haciendo para siempre.

-¿Para siempre no es mucho tiempo?
-Hasta que me dure la pasión, pero creo que va a ser por mucho tiempo más. Me veo actuando de viejita, mientras me siga pasando esto de sentir a cada personaje como un desafío.

-¿Cómo ves las nuevas generaciones de actores?
-Muchos vienen de la escuela de Cris Morena muy bien formados, te hablaba de Peter, pero el otro día vino a grabar Eva (De Dominici) y también, son profesionales, vienen con mucha disciplina, la tienen clara, traen ganas de aprender y son responsables. Lo mismo Lali (Espósito) y Mery (Del Cerro).

-¿Y cómo ves la ficción?
-En un momento difícil. En la época de Alta Comedia, el canal entero estaba dedicado a la ficción, fue una época de oro. Ahora hay poca, está complicado, escasea el trabajo…Ojalá el año que viene pueda reactivarse. Hay muchas latas que copan el mercado y las gente las consume…Habría que ver porqué. Eso en tele…En teatro hay grandes propuestas, apuestas a grandes elencos como Sugar, creo que lo más complicado es el cine y la tevé. En el primer caso por la ley de cine…sin meterme en política, lo que pasó con el tema del Incaa es tremendo. Esto afecta a muchas producciones, a todo lo que se venía haciendo. Está totalmente parado. Y para la pantalla chica se apuesta, sí, está Pol-Ka, Telefé, Underground, Quique (NdR: Se refiere a el productor Quique Estevanéz), pero todo cuesta muchísimo.

-¿Te modifica a vos en lo personal hacer un éxito o un fracaso?
-Trato de no estar pendiente del rating porque creo que deteriora mucho el nivel del trabajo, el clima, trato de mantenerme al margen, disfrutar de lo que estoy haciendo.

-¿Qué tiene que tener un proyecto para que funcione?
-Es muy variable. Una cosa que hoy funciona, mañana no y aparte creer que todo pasa por el actor es muy ególatra, son momentos, historias que calan más en la gente por distintos motivos. No hay una fórmula del éxito, sino la harían todos. Justamente, por ahí pasa el sabor y lo maravilloso de armar un proyecto que guste al público no es la taquilla, el éxito, sino el hacer que llegue un mensaje. Mi triunfo es cuando puedo ver que transmití algo, lindo, feo, lo que sea, pero que hice click en su alma. Ahí soy feliz.

 

Belleza a flor de piel

Morocha, cuerpazo y súper sensual, la actriz jura que no vive pendiente de la imagen. “Hago mucho deporte, gimnasia, yoga. Me hace bien a la mente, me mantiene de buen humor, con los pies en la tierra. Si me pongo pesada mi hija me manda a hacer funcional gym, que me encanta, vuelvo renovada“. También tiene tips de alimentación que la hacen sentir sana y enérgica.“Maca por la mañana, a veces medio limón y a los licuados de frutas siempre les agrego aloe vera, también consumo ajo negro que es un gran antioxidante y no tiene gusto feo. Como mucha fruta y verdura e intento tomar mucha agua. Con Florencia Raggi, que somos muy amigas, nos gastamos mutuamente: las dos vamos con la botellita a todos lados. La de ella es de un litro y medio y la mía de medio. Claro, hay correlacción con la estatura, ella se agacha para saludarme ¿tendré que tomar más agua?“, bromea.

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