Esta temporada el foco no estuvo en los diseñadores -aunque no faltó diversidad en la alfombra roja- sino en las mujeres que respetaron (casi) sin excepción la etiqueta: vestir de negro en señal de duelo y protesta por los casos de abuso y las injusticias que padece el género femenino, incluso en Hollywood, el círculo más glamoroso.
No es una causa más: a las desigualdades ya conocidas ente hombres y mujeres se sumaron en el último tiempo resonantes denuncias de abusos y violaciones. Y llegó la hora de decir ¡Basta!, al menos para las actrices de Hollywood que decidieron vestir de negro en la noche de los Golden Globe. “Lo primero que hay que considerar es el contexto hostil en el cuál emerge la manifestación de las actrices de Hollywood”, explica el politólogo y experto en tendencias sociales Laureano Mon. “Estados Unidos está gobernado por un presidente acusado de haber acosado al menos tres mujeres y con un discurso misógino, es un país con alto índice de agresión sexual (una de cada cinco universitarias es víctima de agresiones sexuales), una industria dle cine plagada de casos de abuso de poder contra el rol femenino y una problemática que no había sido visibilizada a nivel masivo”, describe antes de explicar que la iniciativa Time’s Up (que podría traducirse como “se acabó el tiempo”) surgió tras una ola de denuncias de abuso en las entrañas mismas del cine.
“Los Golden Globe eran un territorio lógico de protesta siguiendo la fórmula de éxito contemporánea que mezcla drama con espectacularidad”, señala y sigue: “Teniendo en cuenta la estrecha relación que existe entre el cine y la moda, fue hábil haber utilizado la vestimenta como herramienta de protesta para complementar los discursos”. Si bien la red carpet teñida de negro causó alto impacto en la audiencia, también el hecho de que muchas actrices fueran acompañadas por activistas y que los ganadores dieran discursos en contra de la inequidad sirvieron para fortalecer la lucha.
Una lucha conjunta
Reese Witherspoon -productora de la multinominada serie Big Little Lies- y Eva Longoria -embarazada de su primer hijo- recorrieron juntas la alfombra roja para apoyar el movimiento #MeToo. En otras ocasiones, ambas levantaron la bandera #AskHerMore instando a los reporteros a preguntarle a las actrices por algo más que su ropa.
Emma Stone -by Louis Vuitton- llegó junto a la ex tenista Billie Jean King, la tenista a la que interpretó en La batalla de los sexos. La deportista -defensora de los derechos de las mujeres y del colectivo LGBT- fundó la World Team Tennis League y fue la primera mujer en dirigir las altas esferas el deporte profesional.
De pie
Oprah Winfrey enfundada en un Versace Atalier captó la atención de todos tras recibir el premio Cecil B. DeMille. Fue la primera mujer negra en ganarlo y en su discurso habló de los abusos e injusticias que padecen las mujeres. “Hablar y decir la verdad es la herramienta más poderosa que tenemos”, enfatizó y luego apostó a la esperanza: “Tenemos por delante un nuevo día y cuando finalmente amanezca será gracias a muchas mujeres y muchos magníficos hombres que van a luchar para garantizar que llegue el momento en el que nadie más tenga que decir ‘yo también’”.
El mundo está moviendo el eje de su rotación. Este tema acapara a los medios y por lo tanto existe (Descartes). Ahora alumbraron el Clítoris Power. Antes no hicieron nada, pero laburaron y ganaron buena guita. A Mandela no lo hizo la oportunidad.