Por Fernando Gomez Dossena | Te presentamos a este promisorio actor de ascendencia celta que para triunfar se animó hasta a tocar las puertas de los representantes de las estrellas más importantes de Europa.

Agustín no recuerda en qué momento se decidió por la actuación, pero sí está seguro que siempre quiso dedicarse al arte dramático.
De familia tradicional (todos son abogados, martilleros o escribanos) tuve que hacer camino y convencerlos que actuar era realmente lo que quería y no solamente un pasatiempo. Estudió con grandes como Norma Aleandro, Oscar Ferrigno, Agustín Alesso y Nora Moseinco hasta que consiguió un papel en la puesta teatral de la serie de Nickelodeon Los padrinos mágicos. Luego participó de programas de televisión como Fronteras, Sres. Papis y Adda (Amar después de amar) hasta que llegó, sin dudas, su gran momento: ponerse en la piel de Sandro -desde la adolescencia hasta los 35 años- en la serie que se estrenó por Telefé.

-¿Cómo surgió la posibilidad de ser parte de la serie?
-Me pusieron en el muro de Facebook una convocatoria abierta para el personaje. Mandé mi material, averigüé los mails personales de los encargados de casting y los volví locos hasta que me dieron una fecha de audición. Cuando me convocaron me dijeron que era para ser uno de los miembros de la banda Los del fuego. De todas maneras fui, tuve mi primera reunión y, al salir, me dijeron que no me cortase el pelo porque querían que audicione para Sandro. Esa fue la gran señal.

-¿Tenías un vínculo previo con la imagen del ídolo popular?
-Mi familia no era fanática de Sandro. Conocía los hits que sabemos todos y algún que otro domingo vi películas de él en Volver. Hoy puedo decir que soy su fan. Cuando me enteré del casting lo investigué a fondo y me atrapó mucho su historia de vida. En un punto la veo muy parecida a la mía. El tipo las pasó todas para llegar a ser lo que fue. Obvio que recién empiezo, pero a pesar de las enormes diferencias, me sentí identificado.

-¿Qué te apasionó de él?
-El empuje, la perseverancia, la capacidad de tener siempre buen humor… Eso me fui dando cuenta cuando vi archivos y charlé con gente que lo conoció. Cuando uno quiere algo hay que perseverar, capacitarse y no perder los valores. De esa manera yo creo que se llega a la meta. Sandro es un gran ejemplo para mí.

-Filmaste escenas con la “China” Suárez, Isabel Macedo, Calu Rivero… ¿cómo fue la experiencia de trabajar con las más lindas?
-Me tocaron todas, ¡faltó Lali nomás! (N. de la R.: grabó con Marco Antonio Caponi, el Sandro subsiguiente). El próximo proyecto me toca Pampita (risas). La verdad que fue increíble, todas fueron muy buenas compañeras y creo que soy la envidia de muchos.

-Terminaste de grabar y enseguida te fuiste de viaje, ¿por qué?
-Sí, a los dos días. Me fui a Edimburgo a contactarme con mis antepasados, festejé el año nuevo celta allá. Después me fui a Inglaterra a tocar puertas. Averigüé quiénes eran los agentes de los actores que admiro y me apersoné en las oficinas pidiendo una reunión.

-¿Te recibían?
-Sí, me dieron cita, tomábamos un cafecito y quedamos en contacto. Ya conseguí un representante allá y estoy esperando a ver qué pasa.

-¿Qué hacés al margen del trabajo?
-Escribo guiones, voy al teatro, miro mucho cine, ando a caballo cuando puedo, porque no es nada fácil cerca de Buenos Aires. Cuando cabalgo o salgo en bici me la paso imaginando escenas para mis escritos. Me interesa la astrología también.

-¿Por qué?
-Comencé a meditar y así me acerqué. Empecé a estudiar, me interesó mucho y me sirve para mi vida, para entender a los demás y para mi trabajo. Me gusta el camino espiritual y me hace bien.

-¿Estás en pareja?
-No, solo. El año pasado viví para Sandro y ahora estoy a full con la presentación. No estaría teniendo mucho tiempo ni energía. Veremos después del estreno (risas). Igualmente en un punto me gusta estar solo, soy un chico bastante ermitaño.

-¿Ya te imaginás la horda de “nenas” persiguiéndote?
-Tengo bastante seguidoras en Instagram ya, pero te soy sincero, ¡todavía ni lo pensé! (risas).