Tras años difíciles durante los cuales no supo encontrar la brújula en sus aspectos profesionales y personales y entró en una profunda depresión, logró dejar finalmente atrás su retiro del hockey profesional y jugársela como ella sola sabe para encontrar nuevos caminos. Luciana se mudó a Santiago de Chile en donde convive con el ex tenista de ese país Fernando “Feña” González. Hoy, a los 40 años, más “compañera que protagonista absoluta de todo” reparte su tiempo entre viajes por el mundo, algunos trabajos vinculados al hockey en el país vecino y como embajadora de la marca de indumentaria deportiva Under
Armour. “La propuesta para sumarme a la firma llegó justo en medio de un proceso de cambio. Hacía tiempo que estaba vinculada a otra compañía y sentí que era interesante probar con algo nuevo. Además, me gusta mucho el estilo y los valores que transmite Under… Me dio una mano grande en un momento difícil y en el que ya no era deportista profesional. Sabían que no iban a tener a la atleta con objetivos deportivos, sino a la mujer que va detrás de sus proyectos personales y eligieron igual acompañarme”, cuenta durante su viaje relámpago a Buenos Aires.
-¿Cómo fue este proceso al que te referís?
-Fue muy difícil. (Piensa) Hoy puedo hacer notas y mostrarme bien porque pasé por ese trance complicado. En 2015 me sentí muy apagada…hoy creo que volví a tener luz. Fue un proceso de mucha angustia y en el que no llegaba a entender cómo había logrado tanto y que siendo lo que fui me tenía que enfrentar a esta pelea imposible de vencer.
-¿Sentís que terminó este proceso?
-No, sigo transitándolo. Obviamente no estoy tan mal como estuve ese año, que fue de una terapia personal profunda. Hoy lo cuento porque salí y me siento bien, pero estuve complicada… mi familia y amigos estaban súper preocupados. No tenía problemas si me proponían jugar un partido de 6 horas o viajar al Mundial, sabía lo que tenía que hacer para lograrlo; pero empezar a vivir me resultaba tremendo. No sabía cómo hacerlo. Más aún para mí que siempre elegí lo profesional frente a todo.
-¿Qué te ayudó?
-Ese año fue una lucha constante conmigo misma. Lo que me dejó el deporte me ayudó mucho: más que nada el aprender frente a la frustración, el enfrentar los miedos y el ser perseverante. Estaba muy triste, no podía levantarme de la cama de la angustia… Vivía con mi terapeuta, me llamaba, venía a mi casa… necesitaba un manual para aprender a vivir. Fue el año más duro de mi vida, pero a la vez, en el cual realmente me conocí. Como mujer maduré en 12 meses lo que no hice en 20.
-¿Cómo es tu vida hoy, entonces? ¿dónde depositás toda esa energía y angustia?
-Por suerte no estoy todo el día en la cama, ni quiero tirarme por el balcón (risas). El hecho de haberme mudado por mi pareja a Chile fue importantísimo. Me fui a otro país por amor, no para jugar un campeonato, eso era impensado hace cinco años. Mi entorno pensó que estaba loca, mientras mi psicólogo me aplaudía por la decisión.
-A diferencia de tu caso para “Feña” fue un alivio retirarse del tenis…
-Sí, tal cual. El tenis y el hockey son dos deportes totalmente diferentes. La vida del deportista de alto rendimiento es muy sacrificada, pero la del tenista mucho más. Empiezan a viajar desde muy chicos y en la cancha todo depende de ellos. Por suerte recibí mucho apoyo emocional por parte de Fernando. Me supo acompañar y soportar aunque para él haya sido diferente.
-¿Cómo es tu vida en Chile?
-Empecé de cero y me adapté enseguida. Además allá el hockey no es tan popular, entonces estoy trabajando en su promoción. Me gustan siempre los nuevos desafíos y este fue enorme. También viajo por el mundo con “Fer”, ya que participa mucho en torneos senior. Ambos estamos transitando el mismo momento.
-Ya no sos más la protagonista del show deportivo, es raro, ¿no?
-¡Claro! Por eso digo que me estoy transformando en muchos sentidos. Es extraño eso también, pero lo voy aceptando de a poco. En este momento me toca más seguir y acompañar y relajarme.
-¿Seguís entrenando mucho?
-Sí, no lo dejo porque es parte fundamental de mi terapia. Es mi momento y siempre que lo hago termino transpirando la camiseta y dando todo, ¡es mi forma! Ahí me encuentro con la Lucha jugadora.
-¿Qué hacés?
-De todo un poco: corro en la naturaleza, practico Funcional Gym y entreno en el gimnasio con complementos.
-¿Seguís cuidándote en la dieta?
-Estoy mucho más relajada. Si tengo ganas de tomarme una cerveza o comerme una hamburguesa me lo permito. Nunca me falta la copa de vino tino en la cena, pero me gusta verme bien, entonces intento tener una dieta balanceada. Siempre priorizo mis cuidados estéticos.
-¿Cuáles son?
-Cada vez que viajo a Rosario paso por el Centro de la piel: entro y salgo renovada. Me hago masajes, limpieza facial y láser en las piernas. Mientras jugaba me cuidaba, pero era mucho más complejo. En lo cotidiano siempre me limpio la cara, uso cremas hidratantes para el rostro, utilizo ácidos y contorno de ojos que me da la dermatóloga. ¡Y protector solar, claro! O sino elijo siempre una gorra.
-¿Cómo te llevás con la moda?
-No sé si me llevo bien, pero me encanta (risas). Me compro mucho cuando viajo, soy atrevida a la hora de vestirme y entiendo lo que me queda bien o tiene que ver con mi cuerpo. A veces no encuentro el espacio para vestirme bien, salgo a comer o tomar algo con mis amigas y me cargan porque me visto elegante. ¡Estuve 20 años con ropa deportiva, dejénme ponerme un vestidito, che!
-¿Funciona el desafío de la convivencia?
-Sí. Nos parecemos porque necesitamos nuestros espacios e independencia. No hablamos todo el tiempo y respetamos nuestros silencios. A mí me puede agarrar la locura y me encierro en mi cuarto y él me entiende. Nos une mucho la pasión por el deporte y los viajes. Nos gusta cargar en la valija ropa de entrenamiento, pero también salir, conocer, ir a cenar…
-¿Miran todo el tiempo deporte?
-¡No tanto! Él es fanático de los caballos de carrera y tiene, así que me despierto y me duermo con eso. No me gusta, pero siempre está en la tele. Prefiero las series, las películas, aunque cada tanto sí miramos algún que otro canal deportivo.
-La edad para los deportistas siempre fue un tema… ¿cómo te sentís con 40?
-Sinceramente estaba preocupada por muchas otras cosas más que el cambio de década. El dejar el deporte, el formar la pareja, en mudarme a Chile… cuando llegaron ni me di cuenta. O capaz fueron parte de este proceso de reiventarme.
-¿Y hoy de qué tenés ganas?
-(Piensa). Sigo en la búsqueda en muchos aspectos de mi vida. Ahora en Chile arranco con un nuevo proyecto de camps de hockey. Me estoy adaptando a muchas cosas nuevas. Y aprender a no ser en todo la mejor del mundo. Eso es un gran desafío.
-¿En lo personal?
-Estoy apostando mucho a la pareja. Amé a mis novios anteriores y se ganaron el cielo porque me soportaron, pero en ese momento mi vida era el hockey, hoy no. Fernando llegó justo en esta etapa… Tengo un gran partido que jugar día a día. Guardé el traje de Wonderwoman. Lo miro y me enorgullece, pero hoy ando sin traje. Hoy trato de ser la mejor persona que puedo y relajarme.
Cuando me despierto, miro para el costado, veo con quien estoy
y me siento feliz.
BUENO, TAN MAL NO LA PASAS. ¿QUE LE QUEDA
A LA GENTE QUE TIENE QUE LEVANTARSE TODOS LOS DIAS A LAS 6 DE LA MAÑANA PARA IR A LABURAR, TIRARSE POR UN BALCON? ESTAS NOTAS ME PONEN LOCO. ESTA MINA DEBERIA AGRADECERLE A LA VIDA Y ENCIMA NECESITA TERAPEUTA…TOMATELAS…
Luciana una genia no sabia del jokey hata las leonas las vi en persona en la cancha de Quilmes las segui x television y suempre enamorado del juego de esta henorme jugadora a la que le deseo todo lo mejor en su vida retirada del jokey
Que fuerte que estas Lucha!