Hace un año atrás en la ciudad de Las Vegas, cuando La hora más oscura ni siquiera se había estrenado en Hollywood, pero ya circulaban avances de la película que lo mostraban irreconocible en el papel de Winston Churchill, le preguntamos a Gary Oldman si finalmente había llegado el momento de ganar un Oscar. Él tomó una pausa y con una sonrisa dijo: “Mirá…No lo rechazaría”. Con casi 60 años, 30 de carrera y decenas de éxitos de taquilla a Oldman le llegó el gran reconocimiento y, un año después de aquella charla, lo volvimos a encontrar en el Dolby Theatre tras haber recibido el galardón como Mejor Actor en un filme que tomó un año de preparación, 4 meses de ensayos y una caracterización de horas, que hizo desaparecer al hombre en la metamorfosis del personaje.
-¿Me pregunto si tendrás memoria suficiente como para recordar aquel momento en que te preguntamos en Las Vegas, qué harías
si te ganaras el Oscar?
-Sí, lo recuerdo. Ves que cumplí. No lo rechacé (Risas).
-Es conocido tu rechazo o resistencia a este tipo de premios
¿Qué ocurrió?
-Cuando acepté el papel, sabía que tenía que aceptar también
el juego de Hollywood. Lo hice con una energía positiva y una actitud abierta. Intenté por sobre todo divertirme.
-¿Qué significa entonces ganar finalmente un Oscar?
-Haberlo ganado por este rol es bastante especial. Se siente que tiene significado. No puedo decir lo que representaría ganar un Oscar en cualquier otro año, pero lograrlo por interpretar uno de los más grandes británicos es doblemente especial. ¿Tiene sentido?
La experiencia de haber filmado esta película es inolvidable, es uno de los momentos más destacados de mi carrera.
-Sabemos que rechazaste el papel dos veces ¿El maquillaje
era tan decisivo?
Cuatro horas de maquillaje resultaban un infierno. Pensé mucho antes de aceptar. Tuve miles de dudas. Y la verdad es que me torturaba pensando en qué tenía yo de parecido físico con Churchill ¡Nada! Por eso pedí que estuviera el experto en make up y caracterizaciones: Kazuhiro Tsuji. Sentía que me jugaba la reputación. Después, haberme escondido en el personaje me dio una fuerza extraordinaria y sólo dejé que todo fluya.
-¿Te asustan las críticas?
-Si hay veinte buenas y una mala, obviamente yo reparo en la mala. Con los años me puse más duro, pero sigo siendo vulnerable
a las críticas.
-¿Qué opinas de este momento histórico que está viviendo Hollywood con tantas acusaciones de abuso sexual o la sentencia social de alguien como Harvey Weinstein que otros años tuvo tanto que ver con el Oscar?
-Bueno, yo apenas vi cuando le bajaron el telón a Harvey Weinstein y no lo podía creer, sólo porque afortunadamente él nunca estuvo en mi órbita. Nos habíamos conocido en 1992. Ya me había dado una mala impresión y yo mismo pensé que no quería trabajar con él. Nunca lo hice.
-¿Ayudó a ganar el Oscar el hecho de interpretar a una persona real y reconocida como Winston Churchill en lugar de otro rol totalmente anónimo?
-Bueno, obviamente el material sobre Churchill es voluminoso. Creo que hay 800 libros que fueron escritos sobre él. Y él solo escribió 50. Yo todavía estoy leyéndolo. Imagino que mi curiosidad por él va a ser una aventura que me ocupará toda una vida. Pero en cierto momento, el lado intelectual también se termina y de alguna forma yo tuve que tomarlo y metabolizarlo para transformarlo en una persona que vive, camina y respira… en el cine al menos.
-¿Esa fue la clave?
-La gran ayuda para mí fue la gran cantidad de filmaciones que hoy todavía hay sobre el Primer Ministro. Y así fue como yo pude palpar la energía y el dinamismo que este hombre tenía. Era extraordinario. Por eso te diría que en cierta forma empecé por fuera, tratando de conseguir el parecido físico para después caminar por el resto del guión. Pero también tuve suerte de tener a mi lado varios especialistas sobre Churchill que me dirigieron hasta cierto material importante que pude leer sobre él. Por suerte tuve mucho tiempo porque hay muchísimos libros que fueron una especie de guía para elegir lo mejor.Como el Detective Gordon él había visto morir a Batman (o al menos lo creyó muerto). Como el agente de la DEA Norman Stansfield casi mata a a Natalie Portman en su primera película. Y ya había asesinado a Kennedy como Lee Harvey Oswald en JFK, antes de ser el villano favorito Sirius Black que muchos creyeron que quiso asesinar a Harry Potter. Pero hasta en un capítulo de Friends le recordó a Joey que había perdido el Oscar, en vez de ganarlo. Era hora. El Oscar de Gary Oldman, parecía una de las tantas cuentas pendientes de Hollywood. Solo había sido nominado en el 2012, por Tinker Taylor Solider Spy. Sí, una vez sola (cuando perdió frente al francés Jean Dujardin por la ganadora como Mejor Película: The Artist). Sin embargo, en Hollywood ya era reconocido como el mejor, cuando actores como Ryan Gosling, Brad Pitt y hasta Michael Fassbender habían declarado públicamente que sus carreras se inspiraron en Oldman. Y ahora, hasta su esposa Giselle Schmidt reconoció el remarcable parecido con el nuevo rol con que ganó el Oscar cuando ella misma dijo: “Me voy a dormir con Winston Churchill, pero me despierto con Gary Oldman. Pero es mucho mejor que si fuera al revés”.
-¿Es cierto que tu esposa te regaló un amuleto de la suerte?
-Sí. Mi esposa me dio como un talismán de la suerte: un libro sobre un discurso de Churchill, una pelea sobre los discursos.
-¿El éxito esconde algún secreto particular o todo es cuestión de suerte?
-Algunos actores jóvenes, aunque no son todos, quieren conseguir el éxito en forma instantánea y creen que con tomar cuatro semanas de clases de actuación es suficiente. Pero nada sustituye el trabajo. Realmente hay que ganarse la experiencia para saber aprovecharla.
-¿Y ganar un Oscar también ayuda?
-Todos tenemos nuestro momento bajo el sol. Pero ninguna carrera tiene garantías. Hay que seguir trabajando siempre. Dios no lo quiera pero yo me puedo enfermar mañana o me puede pisar un auto. Disfruto del día de hoy pero no hay garantía de que pueda disfrutarlo mañana.
-¿De verdad no creés que el Oscar cambie tu vida?
-Yo pude trabajar con directores extraordinarios a lo largo de tantos años, pero hoy por hoy no tengo ningún ofrecimiento. Ahora mismo estoy subido en este avión del éxito que llegó hasta el 4 de marzo. Mañana voy hacer un desempleado. Hoy por hoy, este es mi único trabajo.
-¿Cómo fue que te decidiste por la actuación como una verdadera fuente de trabajo?
-Bueno, yo tenía 14 años y había visto la actuación de Malcolm McDowell en una película vieja que ni siquiera la conocía. En Inglaterra las llamamos The Raging Moon. Y hubo algo remarcable sobre Malcolm, una vulnerabilidad maravillosa, que me cautivó con esos enormes ojos azules. Sentí como si las luces de la habitación se volvieran más brillantes. En ese momento pensé que yo quería hacer lo mismo como una forma de ganarme la vida. Hoy creo que tuve mucha, pero mucha, mucha suerte. Tuve mis puntos bajos y altos, con valles y montañas, pero el viaje resultó realmente remarcable.
-¿Sentiste algún tipo de presión al interpretar alguien poderoso como Winston Churchill?
-Supongo que al encarnar a una persona que vivió realmente, es alguien que también tiene familia. Por ahí pasa cierta responsabilidad. La buena noticia es que a la familia Churchill le gustó la película y en ocasiones Randolph Churchill incluso, me llamó“tatarabuelo”. Por ese lado no tuve problemas.
-¿Recordás las primeras historias que escuchaste sobre Churchill en la vida real?
-Mi madre, que Dios la bendiga, tiene 98 años y todavía está muy viva con fuerzas y es la que me contaba historias así. Mi padre estaba en la Armada y el peleó en el Atlántico Norte en Okinawa, en el ‘48 o ‘47. Por eso hay cierta conexión. Estaba bajo el comando de un gran hombre. Mi madre me llevaba a la escuela, cuando yo tenía 4 años y en el camino se veía toda una manzana que había sido bombardeada por los nazis. Para mis hijos eso es historia antigua. Para mí no, siempre fue algo familiar.
-¿Cambió en algo tu forma de pensar después de interpretar y estudiar tanto sobre Churchill?
-Hay ciertas figuras históricas que son indispensables y verlo a Churchill como yo lo viví tan específicamente de cerca, en la historia británica es el más grande de todos, porque tiene mucho que ver con el orden de nuestro mundo en los últimos 17 años y eso sólo me parece muy interesante. Estoy orgulloso de la película porque muestra, y también ilustra, el poder que tienen las palabras y las acciones que pueden cambiar el mundo literalmente. Él también cometió errores. No puedo decir que Churchill haya sido el mejor. Es algo que asumo. Pero tuvo coraje sin tener un ejército. No todos lo odiaban en su gabinete, pero tampoco tuvo a nadie de su lado, ni siquiera Estados Unidos en un momento. Y sin embargo se enfrentó a un dictador como Hitler. Demostró tener un coraje extraordinario. Y yo lo veo como alguien tan esencial como Washington y Lincoln. Con ellos lo comparo. ¿Sabías que Churchill era más que nada un escritor? Escribió más palabras que Shakespeare y Dickens juntos. Mi curiosidad hacia él no se detiene con esta película ni en un Oscar. Voy a seguir aprendiendo por muchos años más.
-¿Qué es lo que más te gustó de la película?
-El hecho de ser actor y haber tenido la oportunidad de tener un rol así es como si me hubiesen ofrecido interpretar al Rey Lear. Yo vengo del teatro y amo las palabras con todo lo que pueden hacer, el sonido, la forma, cómo se sienten en la boca y todo lo que nos permite hacer arriba de un escenario. No es algo que siempre se pueda llegar a hacer en el cine. Y poder interpretarlo, tener la oportunidad de un rol semejante es algo extraordinario.
-¿Si Churchill viviera hoy, qué consejo pensás que les daría a los líderes del mundo?
-¡Mi Dios! Probablemente… (se toma bastante tiempo para pensarlo)…
-¿Enjuiciaría a Trump para sacarle la presidencia?
-A lo mejor. ¡Seguramente le daría una buena charla! ¿No te parece? La verdad, ninguno de los líderes actuales se fija en la historia y es lamentable. Winston creía que uno ya había aprendido con el pasado para mirar hacia el futuro. Hay algo bastante interesante con una encuesta donde le preguntaron a unos jovencitos sobre Churchill, te hablo de estudiantes universitarios, no de niños. Y muchos de ellos contestaron que había sido un soldado de la Primera Guerra Mundial o un perro de un comercial porque allí hay una publicidad de una compañía de seguros con un Bulldog que habla. Eso te demuestra que ya no enseñamos más historia. No tienen la menor idea y es preocupante.
Como es obvio, Okinawa no está en el Atlántico Norte. Al igual que las demás islas que integran Japón, se encuentra en el Pacífico Norte.
Creo que Gary Olman no conoce quien realmente era Churchill. Churchill entre otros crimenes bombardeo la ciudad de Dresden durante tres dias a solo 2 meses de terminar la guerra con Alemania totalmente derrotada. Ademas dejo morir de habre a 1.000.000 deBengalies simplemente privandoles de comida para llevarla a alimentar ingleses.