Hay detalles, mínimos, que son revolucionarios. Por ejemplo, el de Halima Aden, la modelo somalí (a los 7 años llegó como refugiada a Estados Unidos, donde reside) que usa su hijab sobre la pasarela. Este gesto es una forma de reafirmar su identidad cultural y religiosa: la top -que forma parte de staff de IMG, la misma agencia de modelos en la que está Gigi Hadid- asegura que lejos de ver este accesorio como una imposición religiosa asegura que elige llevarlo cada día (de hecho, ese es un requisito en sus contratos: que le permitan usar el velo). Ella encabeza una cruzada. Según sus propias palabras, su deseo es “transmitir a las chicas jóvenes que podés tener un aspecto un poco distinto, pero vivir la misma experiencia”. Y sin embargo, no es la única que se anima al hijab: cada vez son más las modelos musulmanas que optan por lucir en público este ítem icónico de su religión.
En las pasarelas internacionales se destacan Amina Adan (danesa, desfiló para marcas como Max Mara), Kadija Diawara (egipcia-malí, era blogger, impactó en las pasarelas y, enseguida, firmó contrato con adidas), Maria Idrissi (londinense, fue la primera en aparecer con velo en una campaña de H&M), Ikram Abdi Omar (sueca, tiene un canal de YouTube dedicado a moda y belleza) y Shahira Yusuf (somalí-británica).
Por otro lado, en los últimos años, diseñadores y firmas de lujo pusieron la mirada en Medio Oriente y trasladaron prendas y accesorios característico del mundo musulmán a sus colecciones. Dolce & Gabbana dio la nota en 2016 cuando mostró una línea con túnicas complementada por velos; un año más tarde, Gigi Hadid posó con la cabeza tapada para el debut de Vogue en Arabia. Nike lanzó trajes especiales de entrenamiento para las competidoras musulmanas (claro, su imagen fue -justamente- Halima Aden) y esta temporada los velos estuvieron a la orden del día en las pasarelas europeas. Capas ajustadas de Lycra, bufandas drapeadas, velos de red y hasta gorros al estilo de los clásicos pasamontañas, pero con claras referencias a Medio Oriente complementaron vestidos bordados, tailleurs de pantalón y equipos de falda y blusa en los shows de Balenciaga, Chanel, Marc Jacobs, Versace y Lanvin, entre otros.
Quizás la inclusión de estos complementos tenga que ver con la intención de conquistar nuevos mercados, aunque también coincide con una mirada renovada hacia la cultura musulmana.
Según la diseñadora indonesa Anniesa Hasibuan, que en 2016 debutó en la Semana de la Moda de Nueva York utilizando hijabs en todas las pasadas, “las mujeres ya no temen usar sus velos. Al contrario, los llevan con orgullo y están convencidas de expresar su identidad”. Este punto de vista de compartido por muchas mujeres de esa religión que lejos de sentirse obligadas a taparse la cabeza, ven este gesto como compromiso con un estilo de vida fuertemente influenciado por el halal (aquellas practicas permitidas o saludables según los mandatos del Corán). Que el velo deje de estar asociado a ideas de opresión y amenaza, es una conquista aunque hay quienes alertan sobre la pérdida de sentido del accesorio con su masificación.
RSS
G Plus
Facebook
Twitter