Trabaja en el mundo del espectáculo desde los 19 años (hoy tiene 32) y siempre se manejó dentro del show bussines sin brújula ni reglas. No hizo los pasos estipulados que debería hacer una chica para consagrarse. Su debut fue en una película mexicana Déficit, dirigida por el actor Gael García Bernal, y a partir de ese momento empezó a dar sus primeros pasos en la televisión argentina. Más tarde se fue a hacer una serie a Colombia, también trabajó para la televisión italiana y española, fue parte del éxito latino de Disney, Soy Luna, y, el año pasado finalmente le llegó su gran papel en la pantalla chica argentina en El maestro, en donde interpretó a una bailarina de ballet. Por ese rol se acaba de llevarse el Martín Fierro a actriz de reparto. Inquieta por naturaleza, prefirió romper el molde -y a pesar de tener muchas propuestas para actuar en Buenos Aires- se instaló en Madrid. En donde se prepara para volver a participar de una nueva temporada de una serie de Netflix (Las chicas del cable) y disfruta de su nueva pareja, el actor español Andrés Velencoso, el galán de Juana Viale en la serie de streaming argentina Edha.
-Sos una actriz trotamundos, ¿es premeditada la decisión de no asentarte por mucho tiempo en ningún lugar?
-(Risas). Un poco. Apenas terminé las grabaciones del unitario El maestro volví a sentir esas ganas tremedas por viajar y trabajar en algún proyecto afuera del país. Me fui sin trabajo fijo, pero siento que para que esas cosas sucedan hay que salir siempre a buscarlas. Y España fue la mejor opción, no sólo por el idioma, si no también porque era un país que conocía poco y en el que tengo varios conocidos. Así fue como el 1 de enero me embarqué hacia Madrid y al poco tiempo ya estaba rodando una serie de Netflix, que no puedo revelar cuál es, pero es muy conocida y ya tiene varias temporadas.
-Empezaste en las grandes ligas…
-Sí, ¡no lo puedo creer! Me encantan los desafíos, cuanto más difícil sean, más me gustan. Y, apenas terminé las grabaciones, surgió la nominación al Martín Fierro. Fue de una alegría enorme porque sentí que finalmente se había visto mi desempeño como actriz en Argentina. No me sentía profeta en mi tierra. Y como no me puedo quedar quieta, en breve, también viajo a Brasil a filmar con la directora de 90 años, Suzana Amaral su próxima película. Ahí interpreto a una argentina que hace acrobacia (N. de la R: Luz practicó en su infancia gimnasia rítmica y tela) y el año pasado rodé una miniserie en República Dominicana en la que hice de Eva Perón.
-¿Cómo fue esa experiencia de ponerte en la piel de semejante y polémico personaje?
-Fue fuerte. Creo que es un rol que todas las actrices argentinas alguna vez deseamos hacer. La responsabilidad que significa es enorme y tiene una carga histórica e ideológica muy fuerte. Traté de encarnarla sin defenderla ni juzgarla. Así fue como la quise mostrar yo, la que se verá es mi versión. No la van a amar ni a odiar.
-¿Siempre fuiste así de inquieta?
-Sí. Mi primer trabajo como actriz fue en México y con Gael García Bernal. Ese fue el puntapié inicial para querer moverme y desarrollarme en otros mercados.
-¿Qué le encontrás de atractivo?
-Ir a la aventura, a lo nuevo, a lo distinto…
-¿Extrañás mucho cuando estás de viaje?
-Sí, la verdad, que sí. Igual, Madrid me encanta y me siento súper cómoda, pero soy familiera y mis hermanos y padres están acá en Buenos Aires. Por suerte existe WhatsApp y el videochat, estoy todo el día acompañada vía chat con mis amigas y familia. La sensación en el fondo es que pareciera que no me fui nunca.
-¿Cómo es tu vida allá?
-En mi vida jamás hay rutinas. Es el día a día, no tengo agenda casi. Tengo representantes en México, Brasil, España, Italia y Argentina, así que me avisan de golpe por las propuestas laborales y los castings y tengo que estar preparada o para viajar o para hacer una audición vía Skype o mismo mandar un video con alguna escena. No puedo planear mi vida con más anticipación que una semana. Por eso siempre termino pagando los vuelos carísimos y alquilando departamentos por mes y amueblados. La economía se me va al diablo, pero vale la pena.
-¿Qué hacés cuando no estás trabajando?
-En general, entreno. Tomo clases de canto, de danza y de acrobacia, pero todo depende de las horas que tenga ocupadas. Hay temporadas que estoy a full y otras que tengo mucho libre. Ahora que estoy instalada en España aprovecho para viajar y conocer, hay ciudades increíbles a menos de una hora de distancia. Me anoté en un curso de acento español, porque no quiero estar toda mi vida haciendo papeles de argentina que vive en España.
-Los viajes, en cierto punto, tienen algo de solitarios. ¿Cómo te llevás con eso?
-Me gusta estar un tiempo sola y también quedarme en mi casa. Puedo pasar un par de días sin salir sin problemas. El único problema es que no me aguanto mucho tiempo sin laburar. A mí lo que me gusta es estar en un set. No es que soy actriz porque me gusta ganar premios o porque adoro salir en la tele ni ser famosa. Mi trabajo es estar en el set y yo siempre digo que, si estoy en un estudio de grabación, yo soy feliz. Entonces, cuando paso mucho tiempo sin trabajar, siento que me falta algo, no sé quién soy. Debería analizarme (risas).
-No es un dato menor, pero en España también te enamoraste…
-Bueno, es un tema del cual mucho no me gusta referime. No soy de esas actrices que exponen su vida privada, me gusta guardarme lo más íntimo para mis amigos y mi familia. Pero bueno, sí, a mi novio lo conocí en realidad en Buenos Aires. Él estaba grabando la serie de Netflix Edha. Después me surgió la posibilidad de irme a España y coincidió, ¡no me fui por amor! Nos encontramos allá y se formó algo lindo. Nos llevamos muy bien porque estamos los en el mismo plan: trabajar y pasarla bien.
-Digamos que Netflix fue una especie de celestino sin quererlo…
-Sí (risas), de hecho, él ahora está grabando para Velvet. No quiero decir mucho más al respecto, pero estoy bien y es muy lindo sentirse acompañada.
-¿Y la distancia de los viajes influye mucho en la pareja?
-Para nada, lo manejamos re bien. Porque, además, los dos estamos muy acostumbrados a trabajar y a viajar por el mundo. Uno puede estar presente, a pesar de los miles de kilómetros. Estoy muy contenta.
-Como mujer, ¿cómo estás viviendo la revolución femenina que sucede en Argentina y en todo el mundo?
-A mí me parece que era una revolución necesaria. Por supuesto que está un poco exacerbada, pero que es inevitable que así sea, porque hay que ir a fondo para después volver y que se calmen las aguas. Me parece perfecto que todas estemos más atentas a todo, a lo que se dice y que se denuncie si algo no está bien. Estoy completamente a favor y siento que necesitamos ante todo igualdad para todos.
-En estos quince años de carrera, ¿te pasó alguna vez de enfrentarte con situaciones machistas o que te hayan molestado como mujer?
–Si lo pienso puntualmente no podría específicar alguna experiencia en particular. Debería hacer una retrospectiva de todos los hechos. Pero esas cosas pasan, estoy convencida de que eso no es invento de unas feministas que están queriendo revolucionar el mundo. Cuando empecé tenía 19 años y me sucedió que me hayan ninguneado, pero una a veces piensa que era un tema personal, pero ahora nos dimos cuenta que no es así. Hay que tener huevos para defender la carrera y el lugar de una. Fue realmente muy duro, pero me enorgullece. A veces me convocan para dar charlas a chicos que están estudiando actuación y siempre pienso que el título de mi próxima exposición va a ser: ¿Cómo ser mujer y actriz sin ser hija de famoso y no morir en el intento? (risas).
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