Lo dijo hace poco y con total énfasis. “Quiero más heroínas sin capa. Voto por eso”, exclamó Shailene Woodley en el estreno mundial de su nueva película, A la deriva. La frase, que rápidamente se viralizó y despertó la bronca de muchos fanáticos de DC y Marvel, es sin embargo muy consecuente con la propia carrera de esta joven actriz de San Bernardino, California, que ganó notoriedad en películas como Los descendientes (junto a George Clooney), Divergente (de ciencia ficción pero sin capas ni superhéroes) y, muy especialmente, Bajo la misma estrella. Más acá en el tiempo brilló en la serie bien femenina y realista de HBO, Big Little Lies, donde compartió cartel con figuras como Nicole Kidman, Reese Witherspoon y Laura Dern. Tras confirmar su presencia en la segunda temporada de ese envío, la actriz presenta ahora su nueva aventura cinematográfica, basada, por primera vez, en hechos reales. El filme se titula A la deriva y relata la increíble historia de Tami Oldham, una estadounidense que en 1983 enfrentó a bordo de un pequeño velero un tremendo huracán y quedó varada -y sola- durante más de 40 días en la inmensidad del Océano Pacífico. La película se filmó en las cercanías de Fiji, un archipiélago paradisíaco que ella apenas pudo disfrutar pero que le deparó otra singular sorpresa: allí conoció a su actual novio, el rugbier profesional (y miembro de la selección fijiana), Ben Volavola. Aunque discreta, la flamante pareja ya debutó en una red carpet y ella suele dedicarle posteos en su cuenta de Instagram, sobre todo cuando mira por tevé los partidos de un deporte que afirma, “le cuesta entender mucho”. Enamorada y cada vez más requerida en Hollywood, Shailene avanza a paso firme en su mundo ideal, el de las “heroínas sin capa”.
-La historia de supervivencia de Tami Oldham es realmente extraordinaria. ¿La pudiste conocer en persona a ella durante toda esta experiencia?
-Sí. La primera vez fue antes del rodaje y vía Skype y ya ahí me sorprendió lo abierta que estaba a cualquier tipo de preguntas. Luego nos visitó en el set a mitad de las filmaciones y por fin pude tenerla a mi lado. Y me volvió a conmover, pero de un modo más profundo. Recuerdo que en un momento estábamos todos almorzando y Sam (Claflin, el actor que interpreta al novio de Tami, Richard Sharp) estaba contando una broma; ella lo miró y se quedó callada. Luego le dijo: “Guau, tú eres él. Por la forma en que te mueves, suenas y miras, eres él…”. Recuerdo que Sam se quedó sin palabras. Con sólo pensarlo me da escalofríos porque tomo consciencia de la intensidad del amor que compartían. La verdad es que me siento muy honrada de ser un medio para compartir su historia.
-¿Qué enseñanzas te dejó este rodaje?
-Para empezar, amplió y profundizó mi amor por la naturaleza. Y yendo a lo más práctico, me enseñó a navegar. Y debo decir que es muy difícil, para nada romántico o glamoroso como parece de afuera. No sólo estás en continuo movimiento, sino que tu cabeza está en permanente guardia. Si el viento cambia o si hay una ola rara, tenés que estar alerta las 24 horas del día. Es todo un arte.
-¿Cómo fue la experiencia de filmar mar adentro, a varios kilómetros de la costa de Fiji?
-Cuando filmás en un entorno como ese, estás a merced de la madre naturaleza. Algunos días, el viaje era de sólo unos 20 minutos en lancha hasta el velero y otros días nos llevaba unas buenas dos horas llegar hasta el lugar de filmación. Fue una experiencia mágica, en la que pasaba de estar rodeada de cientos de delfines a quedar a merced del clima, los fuertes vientos y el mareo. Fue muy especial, sin duda.
-¿En qué consistió tu preparación física?
-Por un lado tuve que desarrollar mucha fuerza en la parte superior del cuerpo por lo que entrené duramente esa zona. Y por el otro, debí bajar de peso en forma gradual para que coincidiera con la historia ya que Tami pasó muchos días sin comer. Durante un mes estuve sin cenar y las últimas dos semanas me las pasé comiendo básicamente una lata de salmón, dos yemas de huevo y un poco de brócoli al vapor. ¡350 calorías por día!
-¿Por qué creés que pensaron en vos para este papel?
– Creo que Tami y yo compartimos cierto espíritu vagabundo, esa mentalidad curiosa acerca del mundo que nos rodea fuera de los Estados Unidos. Me identifico mucho con ese ánimo aventurero, lo llevo en la sangre y siempre voy a querer conocer nuevas culturas y comunidades, no sólo desde la perspectiva turista. Cuando estoy en un lugar por mucho tiempo empiezo a inquietarme, al igual que cuando paso mucho tiempo con el mismo grupo de personas. Creo que en eso nos entendimos muy bien con Tami, a ambas nos gusta esa incomodidad eterna, nos obliga a buscar nuevos desafíos siempre.
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