Cada vez que puede, la actriz Jennifer Aniston no duda en recomendarlo y destacar sus cualidades antioxidantes. Gwyneth Paltrow y Beyoncé se sumaron a la ola y se declararon fanáticas de esta verdura, de sabor un tanto amargo, a la hora de hablar de cómo se cuidan en su dieta. Y la lista de famosos que la consumen sigue, así como su enorme cantidad de propiedades…pero vamos por partes: ¿Qué es el kale? En español también conocido como col crespa o berza, se trata de una planta de la familia de las crucíferas, prima hermana del brócoli, la coliflor y de las coles de Bruselas que en otra época fue muy utilizada en guisos y potajes. “Es una de las fuentes vegetales más ricas en hierro, lo que la hace básica para vegetarianos y veganos, ya que gracias a este mineral se evitan anemias, y se produce hemoglobina y enzimas que transportan oxígeno a todo el cuerpo“, explica la Licenciada en Nutrición Ivana Luquet quien dice que, además de los antioxidantes convencionales, el kale proporciona un mínimo de 45 flavonoides diferentes, entre los que cabe citar por su importancia el kaempferol y la quercetina que tienen una importante función como antioxidantes y además son compuestos de gran poder antiinflamatorio, lo que los hace fundamentales para la prevención de la inflamación crónica y el estrés oxidativo celular: “Para quienes siempre están atentas a cuidar la línea cabe destacar que posee solo 49 calorías aproximadamente por cada 100 gramos, lo que lo convierte en un alimento perfecto para lograr y mantener el peso saludable“.
Bueno para todo
Resulta una excelente alternativa para obtener proteínas, hierro y calcio entre los veganos y además, puede enriquecer muchos platos ligeros en la dieta de quienes buscan perder peso.
“En cuanto a la salud, los compuestos fenólicos del kale pueden ayudar en la prevención de enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Y al ser una fuente rica de calcio, ayuda a prevenir la osteoporosis, fracturas y pérdida de densidad ósea, además de mantener un sistema digestivo saludable“, dice Luquet quien sigue enumerando los beneficios: “Es rico en vitamina C, que actúa directamente en el sistema inmunológico ¿De qué manera? Estimulando la fagocitosis, por parte de los macrófagos, de cuerpos extraños y agentes patógenos como bacterias y virus. Por su alta presencia de vitamina A, es buena para la visión y la piel. Asimismo, es una excelente fuente de hierro de origen vegetal y aunque la biodisponibilidad de este mineral es limitada, podemos incrementar su absorción en el organismo empleando alimentos ricos en vitamina C junto a su ingesta, si queremos prevenir anemias nutricionales por ejemplo“.
En la cocina
Ya que este superalimento tiene tantas propiedades, para conservarlas es necesario que cuidemos su preparación a la hora de ingerirlo: “Se puede consumir en crudo, cortado en Juliana y combinarlo con otros vegetales, frutas o semillas. Queda rico en ensaladas y cocido se aprovecha igual que la acelga o la espinaca: en tartas, empanadas, soufflés, buñuelos, salteado con cebolla y ajo, hervido, al vapor o al horno con salsa blanca y queso. En budines, croquetas, como relleno de omelettes“, cuenta Luquet.
Un dato clave para quienes vayan a incorporarlo a la alimentación de niños, como su sabor es más bien amargo, es aconsejable condimentar para compensarlo o dárselos en jugos, ¡quizás hasta lo encuentren divertido por su color verde!.
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