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15/09/2018

Jason Bateman: “Es momento de cuestionarnos todo”

Por Pablo Steinmann lSobre la nueva temporada de Ozark, su vida, la era Trump y su presunta «normalidad» nos habló en exclusiva este singular, y cada vez más versátil, galán de Hollywood.

Es probable que la mayoría no lo recuerde (o no lo sepa) pero la carrera de Jason Bateman en Hollywood comenzó allá por 1981, cuando con apenas 12 años se transformó en James Cooper Ingalls, el pequeño y último niño en ser adoptado por la célebre Familia Ingalls capitaneada por el patriarca Charles (Michael Landon). Nacido en Nueva York, de madre azafata (de la extinta aerolínea Pan-Am) y padre actor, el pequeño Jason nunca dejó de trabajar desde entonces. Los sets de televisión fueron su segundo hogar y en los ´80 su figura alcanzó el siempre delicado estatus de “ídolo teen” (circunstancia que lo llevó a protagonizar la secuela de Muchacho lobo, película estelarizada por otro actor en ascenso por aquel entonces, el joven Michael J. Fox). Los ‘90 marcaron, claramente, su etapa más difícil ya que su mayoría de edad llegó acompañada de serios problemas con las drogas y el alcohol. “Tenía 21 años y pensaba que me podía comer el mundo. Por suerte, pude reconocer mis límites a tiempo”, recordó mucho tiempo después. Con el nuevo milenio (y sobre todo a partir de la sitcom Arrested Development) su nombre transcendió todo tipo de fronteras gracias a títulos como Juno, Loco por ella (con Jennifer Aniston), la saga paródica Quiero matar a mi jefe y la reciente Noche de juegos (con Rachel McAdams). Y ese mayor foco, creáse o no, coincidió en tiempo con una “normalidad” atípica para la gran industria del espectáculo, sin amoríos secretos ni escándalos de ningún tipo.

Casado desde el año 2001 (con la actriz y cantante, e hija de Paul Anka, Amanda Anka) Jason suele decir que su mejor plan es estar con ella y sus dos hijas, Francesca (11) y Maple (6). Se lo suele ver muy poco en fiestas y cada vez que va a una red carpet lo hace junto a su mujer o incluso en familia (como el año pasado, cuando le dieron su merecida Estrella en el Paseo de la Fama). Ese 2017 también marcó el comienzo de su nueva aventura: Ozark, la serie de Netflix en la que interpreta a Marty Byrde, un financiero de Chicago que un buen día debe mudarse con su mujer (Laura Linney) e hijos a un popular balneario de la Norteamérica profunda (los lagos de Ozark, en Missouri) para iniciar allí una nueva vida, ya no como exitoso hombre de negocios sino como un oscuro blanqueador de dinero ilegal proveniente del narcotráfico. A propósito del reciente estreno de la segunda temporada del envío, hablamos largo y tendido con él en una charla donde se mezclaron Trump, su familia, la normalidad y los codiciados premios Emmy.

“Viajo tanto por trabajo que la idea de armar una valija para irme de nuevo cuando un proyecto termina no es algo que me resulte muy atractivo. Quedarme en casa suele ser mi mejor plan de vacaciones.”

-¿Cuál dirías que es el gran tema detrás de Ozark? ¿La ambición, el delito, los lazos familiares…?
-(Piensa) Yo siento que de alguna manera con esta serie estamos redefiniendo la idea de normalidad. ¿Qué es ser una persona o una familia normal? En la primera temporada todo es muy nuevo para los Byrde, pero ahora en este segundo año ya están más familiarizados con el ambiente delictivo y con todo lo que van a necesitar hacer para mantenerse con vida. Por un lado hay una cierta resistencia a esa nueva normalidad. Pero también atracción.

-¿Creés que la era Trump es especialmente interesante para, como decís, “redefinir la idea de normalidad”?
-Sí, definitivamente hay un cambio ahí afuera que es interesante para ver y revisar. Es momento de cuestionarnos todo. Lo bueno del caso es que los escritores de Ozark son tremendamente inteligentes y sofisticados como para poder introducir temas como narcotráfico y fortunas que se crean de la nada sin bajar ninguna línea en particular. Dejan que cada espectador encuentre su propia conexión con todos estos temas.

-Tu personaje, Marty, parece oscurecerse cada vez más…
-Sí, y va a tener que seguir remando contra marea. Durante el primer año tuvo que trabajar duro para mantener a todos en pie, pero las complicaciones seguirán llegando y llegando…

-¿Y qué sucederá con su matrimonio? ¿Se irá a pique?
-No sé si tanto pero si es evidente que van a seguir recibiendo muchas balas. Si bien ambos son muy dependientes del otro, hay momentos en los que llegan a odiar a esa misma persona con la que decidieron crecer juntos.

-¿Cómo te relacionás en lo personal con ese tema? Tu matrimonio debe ser de los más duraderos de Hollywood…
-(Ríe) Me resulta muy difícil hacer comparaciones entre el mundo de Ozark y mi mundo personal. ¡Por suerte! (ríe).

-Para muchos, los lagos de Ozark son el lugar perfecto para irse de vacaciones. ¿Vos tenés algún destino así?
-Mmm, viajo tanto por trabajo -gracias a Dios igual- que la idea de armar una valija para irme de nuevo cuando un proyecto termina no es algo que me resulte muy atractivo. Quedarme en casa suele ser mi mejor plan de vacaciones.

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-En los próximos premios Emmy estás nominado como actor y como director (dirigió muchos capítulos de la serie). ¿En qué rubro preferirías ganar?
-Uff, no creo que pueda responder a eso. Son dos cosas muy diferentes y…. A riesgo de sonar falsamente humilde, la vedad es que no me imagino leyendo una hoja de agradecimiento esa noche. No espero eso. Lo cierto es que ya estoy más que feliz con que me hayan incluido en ambas categorías, eso ya es más de lo que puedo pedir. –

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