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20/09/2018

Vera Spinetta: anarquismo, Macri y amor

Por Pablo Steinmann I La actriz es la gran protagonista de Soledad, filme que recrea la trágica historia de Soledad Rosas. Sobre ella, la política, la rebeldía y la directora del filme, Agustina Macri (hija de Mauricio), habla la menor del clan Spinetta.

Una veinteañera de Recoleta, de apellido ilustre y buen pasar económico pero sin rumbo fijo acepta hacer un viaje a Italia para “buscarse a sí misma”. En Buenos Aires no deja demasiado: un novio del que nunca estuvo muy enamorada, un trabajo como paseadora de perros y una familia nuclear (padre, madre y hermana) con la que cada vez congenia menos. Así podría prologuearse la historia de Soledad Rosas, la joven que a fines de los ‘90 terminó convirtiéndose en un símbolo de la lucha contra la represión estatal, tanto en Europa como –un poquito más tarde- en Argentina. Con mucho de tragedia, pero también de amor y anarquía, su historia dio vueltas al mundo y motivó una muy comentada investigación de Martín Caparrós titulada, justamente, Amor y anarquía. “Cuando me llegó el mensaje de Whastapp con la propuesta de interpretar a Soledad realmente no lo podía creer. Hacía dos años no sólo había leído aquel libro de Caparrós sino que me había devorado todo lo que estaba dando vueltas de ella en Internet. Soledad me enamoró por completo desde el minuto uno. Me impactó, me atravesó en muchísimos sentidos. Hacer esta película fue como cumplir un sueño que, en realidad, nunca había llegado a imaginar”, dice Vera Spinetta, la encargada, claro, de ponerse en la piel de la joven anarquista en la primera adaptación cinematográfica de su historia. Titulada Soledad, y con estreno programado para el próximo jueves 20 de septiembre, la película marca además el debut como directora de Agustina Macri, hija del actual presidente argentino. “Habíamos trabajado juntas cuatro años antes en una tira de televisión. Nos llevábamos bien pero no teníamos un gran vínculo. Hoy somos amigas y nos queremos mucho”, afirma Vera y enseguida acepta que compartir la consabida etiqueta de “hijas de” ayudó en gran manera a ese acercamiento. “Ambas sabemos que significa tener padres que son conocidos masivamente pero yo no soy Luis Alberto Spinetta y Agustina tampoco es Mauricio Macri. Las dos tuvimos muy en claro eso desde el principio. Y que lo importante no era de dónde provenía cada una sino que ambas queríamos trabajar por eso que tanto nos unía, nuestro amor por Soledad”, sentencia.

«Yo no soy Luis Alberto Spinetta y Agustina tampoco es Mauricio Macri. Las dos tuvimos muy en claro eso desde el principio».

Filmada en gran parte en Turín, Italia y con una banda sonora muy potente, la película nos mostrará a una Vera casi irreconocible, rapada al ras como Soledad cuando decidió abrazar por completo el movimiento “squatter” y anarquista en el que militaba su flamante novio Edo (interpretado por el italiano Giulio Corso). Acusados falsamente de una serie de atentados con bombas, los jóvenes amantes serán, sin ninguna prueba en su contra, perseguidos por la policía local y finalmente encarcelados. Allí Edo encontrará la muerte (en circunstancias nunca aclaradas del todo) y poco después, en su prisión domiciliaria, lo seguirá Soledad. “Es tan tremenda su historia y abarca tantos aspectos humanos que me resulta fascinante poder traerla a la actualidad. Me interesaba mucho rescatarla de ese limbo o inconsciente colectivo en el que siento que estaba”, dice Vera y en el listado de aspectos fundamentales a tratar incluye al propio ideario político que aparece siempre como telón de fondo de la historia: “El anarquismo me atrae muchísimo pero también me resulta muy difícil de llevar a la realidad cotidiana.

Pienso incluso en mi propia vida, con una hija (Eloísa, de 3 años) y una estructura armada bastante compleja de trabajo, viajes…. Me parece que debería irme a vivir al medio del campo para vivir la utopía anarquista. En mi vida actual, mi pequeño anarquismo pasar quizá por la manera en que me relaciono con lo material. Y hasta ahí, ya que es realmente muy difícil escapar de la cultura del consumo en la que estamos todos inmersos”.

“El anarquismo me atrae muchísimo pero también me resulta muy difícil de llevar a la realidad cotidiana».

De novia con el cantante y músico mendocino Juan Saieg, la actriz jura que lo que más la identificó de Soledad fue su espíritu de búsqueda, pero que ella de rebelde tiene poco y nada. “Siempre fui hiper tranquilla y además en familia no había nada contra qué rebelarse. Mis papás nos dejaban ser en el sentido más amplio de la palabra. En cierto modo, siempre me sentí muy sobre protegida por ellos, pero a la vez con una gran libertad. Suena a contradicción pero para mí es el mejor equilibrio posible. Es en definitiva, el que intento lograr con Eloísa”, cierra.

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