Atiende el llamado con un dulce “hello” y enseguida se disculpa por proponer hacer la entrevista en inglés: “Últimamente tengo la sensación de que mi español no es tan fluido como quisiera”, dice. La palabra Argentina, claro, enseguida había abierto esa posibilidad y también un mundo infinito de referencias y lazos para ella. Anya nació en Miami en 1996 pero con apenas 8 meses se mudó con toda su familia a Buenos Aires. Y toda no es poca cosa, ya que Anya es la menor de seis hermanos, todos mucho más grandes que ella. Su papá es argentino (dedicado al mundo de las finanzas) y su madre inglesa (y psicóloga de profesión). En Argentina llegó a cursar el primer grado (en el colegio Northlands de Olivos), pero la crisis de 2001 cambió su vida por completo. Su padre, que hizo toda su carrera profesional en bancos, decidió que Londres sería su nuevo hogar. “Mi vínculo con Argentina sigue muy latente. Todos los años voy a visitar a mi familia de allá, es algo muy natural y constante para mí”, cuenta ella desde el otro lado del teléfono.
En la capital inglesa cursó sus primeros estudios pero a la edad de 16 dijo “basta, esto no es para mí”, y les comunicó a sus padres la noticia: abandonaba el secundario para seguir sus sueños de ser actriz. Nueva York iba a ser su próximo destino, pero un cazatalentos la descubrió en el Harrods de Londres (más british no se consigue) y enseguida la fichó para la agencia Storm Model Management. La moda fue su trampolín perfecto para llegar a lo que tanto anhelaba: los sets de cine y televisión.
Y su debut en la pantalla grande fue a todo dar, protagonizando en 2016 The Witch (La Bruja), una película de terror de bajo perfil y presupuesto que terminó siendo aplaudidísima por la crítica y el público. Ese rol la puso en boca de todos y hasta le valió una nominación al premio BAFTA Rising Star (“estrella en ascenso”) de la Academia inglesa (galardón que ese año perdió frente a Tom Holland y que ha recaído en figuras como James McAvoy, Tom Hardy, Eva Green y Kristen Stewart).
A esa altura, su nombre ya no era ningún secreto para la industria de la moda ni tampoco para Hollywood, al punto tal que el reconocido director M. Night Shyamalan la eligió para su nueva opus sin pasar por ninguna instancia de casting. La película se tituló Fragmentado (Split,en inglés), y ahí Anya sorprendió nuevamente al mundo como Casey, una adolescente de infancia traumática que se revelaba como la heroína perfecta cuando Kevin (James McAvoy), un hombre con más de 20 personalidades, la secuestra junto a un grupo de compañeras. En Glass, actualmente en cartel, ambos personajes vuelven al ruedo junto a otros dos clásicos de Shyamalan (de su película El Protegido): David (Bruce Willis) y Elijah (Samuel L. Jackson). Por el estreno de esta película, encargada de cerrar esa singular trilogía, es que esta actriz atiende el teléfono desde Los Ángeles.
“Estoy convencida de que no hay nada más hermoso en este mundo que contar una buena historia”.
-¿Cómo describís la evolución de tu personaje Casey desde Fragmentado a Glass?
-En la historia no pasó tanto tiempo así que básicamente lo que está intentando ahora Casey es reconstruir su vida y ganar confianza tras el trauma que vivió en la anterior película. A su vez, sigue muy interesada en temas como el cielo y la muerte, son casi una obsesión para ella.
-¿Te sentís cómoda haciendo papeles en películas que van del terror a la ciencia ficción?
-La verdad es que no intelectualizo demasiado mis decisiones. No es que un día me despierto diciendo: “ahora voy a hacer una película de terror”. Lo que me atrapa siempre son las historias, estoy convencida de que no hay nada más hermoso en este mundo que contar una buena historia.
-Tenés muchísimos proyectos por delante, entre los que se destacan Los nuevos mutantes (película del Universo Cinematográfico de Marvel), Radioactive (sobre la vida de Marie Curie) y Peaky Blinders (se incorporará en la esperada quinta temporada). ¿En qué momento de tu carrera sentís que estás?
-Estoy muy bien, cómoda y feliz. Actuar es lo que enciende mi corazón, lo que quiero ser y hacer. Al principio me costó un poco la enorme movilidad que conlleva mi profesión, esto de estar de un lado para otro, pero hoy ya me siento mucho más adaptada a eso.
-¿Encontrás tiempo para tu vida en el medio? ¿Para el amor, por ejemplo?
-Definitivamente me gustaría tener un poco más de tiempo para mí, pero en definitiva creo que siempre hay espacio para lo que uno quiere hacer. Hoy estoy enamorada de mi profesión y no tengo demasiado tiempo para armar una vida en pareja. Al menos no por ahora.
-Tenés muchos seguidores en Instagram y Twitter, ¿cuánta importancia le das a las redes sociales?
-Me interesan, sin duda. Por supuesto que es una suerte de presión tener a tanta gente viendo la intimidad de tu vida, pero lo que más me importó siempre fue promover mensajes positivos, de amor, de compañerismo… Hasta ahora el resultado ha sido bueno, no me encuentro con demasiados haters, sino más bien todo lo contrario, con gente que se interesa en mí, en lo que digo y hago. Hoy en día, eso es casi una bendición. –
Necesito, por favor, algún medio de contacto con ANYA TAYLOR JOY, quiero hacerle llegar copia de mi libro EVITA DEBIA MORIR, para que analice la posibilidad de llevarlo a la pantalla.
Gracias.