Hace 22 años que es actor, una profesión en la que se inició desde muy chico, cuando comenzó a ir a un taller de teatro del colegio.
Se formó en el Conservatorio de Arte Dramático y compartió escenario con verdaderos pesos pesados del teatro nacional, como Alfredo Alcón, a quien acompañó, literalmente, en el último día de su vida con sus mejores amigos, en una íntima y larga noche de despedida. Estuvo casado con la talentosa actriz Paola Krum, con quien tiene a Eloísa, su única hija, de 11 años. Cuenta que se empezó a imaginar como padre cuando se enamoró y que un hijo genera un gran aprendizaje y potencia lo mejor. Tras seis años de relación se separó en 2011. En 2016, tras otros noviazgos (entre ellos el que mantuvo con la modelo Naomi Preizler), formó pareja con Eva de Dominici, de quien se separó a fines del año pasado. En la actualidad, disfruta de su soltería, aparentemente, sin novias a la vista.
Gran viajero, ha recorrido destinos exóticos como India, Nepal, Tailandia, Malasia, Vietnam, Camboya…, siempre con un espíritu mochilero y de aventura. De regreso de uno de sus viajes sufrió un ACV, que milagrosamente logró superar sin secuelas. Hoy, acaba de presentar la segunda temporada de El jardín de bronce la exitosa producción original de HBO realizada en Argentina en conjunto con Pol-ka, que saltará a las pantallas de más de 70 países.
-¿Qué expectativas tenés para esta segunda temporada de El jardín de bronce?
-Yo tenía mucha intriga sobre cómo iba a ser la segunda temporada porque la primera había finalizado de un modo muy concluyente. Si bien se termina una búsqueda con la aparición de mi hija, lo que queda pendiente es un tremendo problemón: el origen de esa hija. Este es el tema que se desarrolla en esta segunda temporada, en el que se perfilan tres líneas: el caso, una nueva búsqueda, de Martín Cosme, un chico de 15 años que desapareció sin dejar rastro, y el vínculo con mi hija Moira.
-En esta serie y en el filme El Hijo interpretás figuras paternas, ¿qué significa para vos ser papá?
-Como actor, comenzar a transitar personajes que tratan conflictos relacionados con la paternidad es algo a lo que yo le doy la bienvenida porque corresponden a mi edad. (N. de la R.: en agosto cumple 45 años). Además, yo soy padre, tengo una hija de 11 años, que está entrando en la preadolescencia. La paternidad significa muchísimas cosas, es difícil poder sintetizarla en una entrevista, por eso yo trato de hablar más del trabajo y poco de mi vida personal. No creo que por ser actor tenga que hablar de mi hija. Tengo una postura muy definida: para ser el actor que soñé ser es muy importante preservar la vida por fuera de la actuación. Igual, te puedo decir que para mí la paternidad es acompañar en el crecimiento a la persona que de a poco se va constituyendo en mi hija, con su particularidad. Trato de estar atento a esa particularidad, acompañarla y seguirla en su independencia y libertad.
-¿Cómo llega Hamlet a tu vida? ¿Era un sueño?
-Sí, hice la obra a los 15 años por primera vez, la volví a trabajar en el Conservatorio y siempre tuve el deseo de interpretarla. Alguna vez escuché decir a un actor shakespeareano que todo aquel que se jacte de ser un actor clásico alguna vez en su vida debe hacer Hamlet. Es como un hombre que oí en Grecia que decía: “un viajero puede recorrer todo el mundo, pero si no estuvo en India, no es viajero”. A partir de ahí mi deseo fue ir a India porque yo me considero un viajero, me gusta mucho viajar.
-¿Fuiste a la India? ¿Tenía razón el viajero?
-Sí, fue fascinante. Es un país de mucha complejidad, sobre todo para los occidentales. Culturalmente es como entrar a un supermercado en el que no entendés nada de lo que hay en la góndola: los aromas, la gente, su cultura, su relación con la muerte, su religión. Todo es diferente.
“Hoy la intimidad y la discreción parecen no tener valor, pero
Tengo una postura muy definida: para ser el actor que soñé ser es importante preservar la vida por fuera de la actuación”
-Y Hamlet es lo mismo en el teatro clásico…
-Hace cuatro años, a una semana de haber tenido el ACV, Rubén Szuchmacher me contó que quería dirigir Hamlet. “Para mí Hamlet es el actor -me dijo- y para mí vos sos Hamlet”. En ese momento pensé que él quería darme ánimo después del ACV, pero esa frase fue una palmada para seguir adelante. Al mes me volvió a llamar. Hoy me parece increíble estar haciendo la obra en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín con tanto éxito.
-Estuviste en pareja con Eva de Dominici hasta el año pasado, ¿seguís soltero?
-Lo que te pueda contestar no va a ser verdad porque si tuviera pareja, no te lo diría y si estoy soltero, y buscando, tampoco te lo voy a decir. Es raro, me tocó nacer en una época en la que la intimidad y la discreción parecieran no tener valor, pero en fin, así son las cosas…
-¿Cómo es tu vida con Eloísa?
-Hace tres o cuatro años que estoy trabajando mucho en España. Cuando confirmé la segunda temporada de El jardín de bronce y Hamlet mi objetivo era pasar por lo menos un año de corrido en Buenos Aires para estar con mi hija. Todas mis decisiones profesionales hoy tienen que ver con estar cerca de ella y acompañarla. Por ejemplo, a fines de agosto tiene una muestra de teatro. Por suerte, pude organizar ver la muestra y a los dos días me voy a España. Priorizo en mi agenda estar con ella. Yo tengo un solo rumbo y es disfrutar de la experiencia que yo deseé, que es ser padre.
-¿Cómo fue pertenecer a ese “seleccionado”, como vos llamás al equipo de El jardín de bronce?
-Un orgullo. Es un estímulo para seguir haciendo ficción, que la hacemos muy bien en Argentina. Ahora que estoy en otros mercados
valoro muchísimo nuestro trabajo, creatividad y talento. Estoy muy feliz-
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