Es época de compras para la vuelta al cole y cuando llega el momento de elegir mochila surgen mil y un interrogantes. ¿Será de calidad? ¿Va a durar? ¿Será fácil de lavar? Esos son solo algunos. También, claro, aparecen preguntas sobre los otros útiles escolares y cómo conservarlos, por eso LUZ consultó a una experta en mochilas y cartucheras: Valeria Luchansky, creadora de la marca Chimola para que nos cuente los secretos de una buena mochila.
Por otra parte, al final de la nota te contamos sobre un estudio reciente que habla de la relaxción entre la mochila, su peso y los problemas de salud.
La primera consulta es de qué manera se puede saber que una mochila es de calidad y que va a durar. Según Luchansky, «hay muchos temas a tener en cuenta para detectar la calidad de una mochila», dice y pasa a enumerar:
1. La tela: que sea robusta, resistente, con materiales nobles. Revisar que no estén marcados los pliegues anticipando roturas. Ideal que el género sea waterproof porque va a tener que resistir días de frío, lluvia, viento, escaleras, pozos y actividades de todo tipo.
2. Las costuras: prueben tirar de las costuras para revisar que no se abran y que estén bien cosidas. Principalmente en las tiras y en las uniones de los cierres y los bolsillos.
3. Las tirass: tienen que ser anchas, reforzadas, acolchonadas, regulables, resistentes y a la vez muy confortables.
4. Compartimentos: organizar fácilmente los elementos del colegio es clave. De acuerdo a cada edad y a la cantidad de materiales que llevan, contar con una mochila con distintas distribuciones de bolsillos frontales y laterales puede ayudar muchísimo a ordenar y encontrar el contenido.
5. Forro interno: es clave que sea lavable.
6. Espalda de la mochila: ideal que sea reforzada y acolchonada, cómoda para cargar peso diario.
7. Los carros: revisar la calidad de las ruedas, la altura de los carros para que les queden cómodos a sus hijos, la estabilidad y calidad del plástico. Si bien un carro puede cargar muchísimo peso, es importante tratarlos con cuidado tal como sucede con cualquier valija. Otro detalle: algunos carros tienen velcro en las correas para unirlos a la espalda de la mochila; que no queden arrastrando cuando el carrito está andando es muy importante.
–¿En qué elementos escolares conviene invertir y por qué?
-Invertir hoy en una buena mochila es resolver un problema para todo el año; una mochila de calidad bien cuidada tiene que llegar en excelentes condiciones. Una buena decisión es encontrar el equilibrio justo entre una hermosa mochila que les guste a los chicos y calidad que amerite que los padres invirtamos en ella. Una selección bien lograda dará grandes satisfacciones a todos.
-¿Cómo se puede diferenciar una mochila carrito que esté bien hecha de otra que no?
-Cuando elegimos un carro debemos tener en cuenta como primer punto a las ruedas: la calidad del material, el rodamiento, la estructura a la que están adosadas. Un buen ejercicio es ver una mochila cargada: de esta manera se puede reconocer la estabilidad del carro cuando lleva peso.
Otro tema que es un detalle pero algunas marcas lo contemplan, es el arrastre de las tiras cuando la mochila se utiliza en versión carro; si quedan colgando y se arrastran, no sólo se manchan sino que se corren y desgastan. Algunas firmas cuentan en el extremo de la tira con un velcro que permite unir el sobrante de tira a la espalda del carro, para que esto no suceda. Son detalles que hacen al buen mantenimiento de la mochila.
Otro tema: la manija regulable; revisar que les quede cómoda a chicos y padres también. A la hora de elegir, utilizarla y recorrer alguna superficie. Es clave que revisen la calidad de los materiales, tanto de la mochila como del plástico del carro.
-¿Cuánto debería durar una mochila? ¿Cada cuánto hay que cambiarla?
-La mochila debe durar mínimo el año escolar. Como todos los accesorios portantes, es clave el buen uso y mantenimiento para que esté en buenas condiciones. Una mochila de jardín de buena calidad puede resistir hasta empezar la primaria. Una escolar conlleva más exigencias a nivel peso y desgaste, pero si es de buena calidad y se usa con amor, debería resistir 2 ó 3 años de uso perfectamente. Por lo general, los carros duran menos tiempo porque llevan mucho peso y las ruedas pueden ir desgastándose a lo largo de los años. Por eso es clave elegir bien y revisar la calidad del producto antes que nada.
-¿Qué sucede con las cartucheras? ¿Se puede a simple vista y tacto saber si va a durar? ¿Por qué?
-Es clave comparar, no solo el exterior sino principalmente el interior. Los elásticos, los cierres, la estructura, los compartimentos, la forrería. Hay mucha variedad en todo sentido, en cuanto a diseño y en cuanto a materiales. Miren, toquen, abran, cierren y hasta pueden probar rellenarlas para saber si los compartimentos realmente son de utilidad de acuerdo a la necesidad de los hijos.
Por último Valeria Luchansky suma algunos consejos para cuidar los útiles escolares: «Las mochilas deben ser fácilmente lavables, así que es ideal una vez por mes darles una “ducha” de cara y probablemente las vean como nuevas. Un buen ejercicio es vaciarlas algún fin de semana, revisar que no haya contenido suelto que pueda dañarla, ventilarla y volverla a ordenar para comenzar la semana. Lo mismo con las luncheras y las cartucheras. Al mantenerlos a punto quitando los elementos y limpiando las superficies, siempre van a lucir como recién comprados».
Cuestión de peso
Teniendo en cuenta que el peso de una carpeta escolar ronda el medio kilo, al igual que el de un libro o manual escolar, solo hay que sumar para entender la carga de un niño que tenga más de seis asignaturas, y además, hay que contar la cartuchera, el cuaderno de comunicaciones, la vianda… Entre cuatro y cinco kilos con facilidad es lo que cargan los escolares, lo que representa entre el 16 y el 20 por ciento del peso corporal de un niño que ronda los 25 kilos. En comparación, es como si un adulto de 90 kilos llevara 15 kilos en la espalda cuando va a trabajar.
Un estudio realizado por un grupo de Investigación de la Universidad de Málaga, indica que, si la mochila supone el 15 por ciento o más del peso de los nenes, la reacción del cuerpo es modificar notablemente su forma de caminar. Los pasos se vuelven más cortos y los pies pasan más tiempo en contacto con el suelo. “Y la ciencia nos dice que este es el primer paso para tener lesiones musculoesqueléticas”, explica Gabriel Gijón, miembro del grupo de investigación que realizó el estudio, que fue publicado en la revista científica Scientific Reports y elaborado por cinco investigadores de la universidad malagueña y una académica de la universidad de La Trobe en Melbourne (Australia).
En la investigación participaron 231 menores de entre seis y doce años de diferentes colegios malagueños. Fueron seleccionados al azar e hicieron pruebas para comprobar cómo diferentes pesos en sus mochila podían afectar su postura y el paso. Cada nene o nena realizó cinco pequeñas caminatas con el 5, 10, 15 y 20 por ciento de su peso, así como una más sin carga alguna. En todos los casos se detectó que a partir del 15 por ciento la forma de la pisada variaba.
«En su día a día llevar esa carga afecta la posición de su cuerpo. Lo importante es que esta es una predisposición para tener problemas en el futuro», diceGijón, que también es miembro del grupo de investigación Cronicidad, Dependencia, Cuidados y Servicios de Salud del Instituto de Investigación Biomédica (Ibima) de Málaga.
El especialista expuso al diario El País de España un ejemplo para poner en contexto la situación: cualquier individuo que empiece a fumar a los 16 años no padecerá cáncer de pulmón a los dos días, pero si sigue fumando a diario, 30 años más tarde es altamente probable que desarrolle alguna enfermedad asociada a ese consumo.
De ahí la importancia de prevenir: «Los chicos que cargan con mucho peso todos los días, (repartido de manera asimétrica) sufren trastornos de la marcha y, por tanto, más opciones de tener lesiones de rodilla, espalda u otras partes, según cómo compense el peso», confirma Luis Roche, profesor de Biomecánica y Fisioterapia Deportiva en la Universidad San Jorge en Zaragoza (España).
Más peso de la cuenta puede afectar en el aparato locomotor provocando futuras heridas en caderas, pies o espalda. Problemas que se agravarían si los nenes tuvieran ya alguna alteración de base como escoliosis (desviación lateral de la columna vertebral) o pies planos, según explican los especialistas. Incluso a la mordida, porque este mismo grupo de investigación demostró que la postura del pie influye directamente en el riesgo de padecer problemas de maloclusión (mal alineamiento de los dientes).
Durante el trabajo de campo, los investigadores pesaron también las mochilas que los nenes llevaron de sus casas. Más de la mitad superaban el 15 por ciento de su peso corporal y alguno llegaba incluso al 35 por ciento teniendo incluso que caminar durante un kilómetro con esa carga en la espalda.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que la mochila no supere entre el 10 y el 15 por ciento del peso, lo que en un adulto supondría una carga de entre 9 y 12 kilos.
La distancia que recorre el alumnado también es importante. Para quienes sus padres los dejen en la puerta del colegio y anden apenas unos metros, la incidencia del sobrepeso será mínima. Quienes tienen que caminar uno o dos kilómetros, notarán una diferencia mucho mayor.
Para que la mochila afecte lo menos posible, es importante que siempre esté sujeta a los dos hombros y que el broche que llevan a la altura del ombligo también esté anudado para que sea la pelvis la que asuma el peso y no tanto la espalda. Un buen reparto equilibrado hace que el peso también se comparta por ambos hombros.
Según relata el diario El País, de España, la mochila con rueditas es mejor pero solo en algunos casos, como cuando la carga es muy elevada. Un estudio de la Universidad de Granada demuestra que tirar de uno de estos carritos afecta mínimamente a la velocidad y la longitud de zancada. Los investigadores subrayan en sus conclusiones que «los carros podrían considerarse una buena opción para el transporte de útiles escolares», aunque ponen el tope en un 20 por ciento del peso corporal de los chicos. El problema es que su manejo inhibe el movimiento de los brazos, que sirve para contrarrestar el de las piernas (por eso siempre que tenemos un pie adelantado, el brazo contrario está atrasado y viceversa) y eso también, a la larga, puede causar problemas.
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