Nos cita a la mañana muy temprano. Rufina está en el jardín, pero durante la charla aparece todo el tiempo. Nicolás no puede evitar nombrarla cuando se refiere a cualquier tema. Claramente esta niña de 4 años que tuvo con Eugenia “China” Suárez lo interpeló como nunca hubiera imaginado. A los 37, el actor vive, además, un momento muy especial a nivel profesional: protagoniza el éxito de la calle Corrientes, Sugar (junto a Griselda Siciliani y Federico D´Elía) y mañana a las 22 horas regresa a la televisión con la tira diaria Cuéntame cómo pasó, un programa que fue éxito en España y que retrata la rutina de una familia de clase media durante la década del ´70. En el elenco se destacan Malena Solda, Franco Masini, Candela Vetrano y Ludovico Di Santo.
-Hace un años decías que no te veías haciendo una tira, ¿por qué aceptaste participar en Cuéntame…?
-Es cierto, si me proponían hace un tiempo hacer un programa diario y teatro al mismo tiempo hubiera dicho que no. ¡Me parecía una locura! Pero este proyecto me tentó: trabajar en la Televisión Pública en la primera ficción ciento por ciento producción del canal después de 27 años es una oportunidad que no podía dejar pasar. Estoy liquidado, porque trabajo de lunes a lunes, pero por suerte soy parte de dos proyectos importantes y que disfruto al máximo.
-¿Cómo hiciste para ponerte en la piel de un personaje de la década del ´70?
-Investigando y preguntando mucho. Primero recordé a mi papá y después a mi abuelo. Mi rol es más bien coetáneo de mi nono, entonces se convirtió en mi gran referente en cuanto al personaje. Cuando me dan el vestuario y me obligan a ponerme la camisa y la remera adentro me acuerdo siempre de él.
-¿Sos nostálgico?
-No tanto. Me gustan muchos los objetos antiguos, especialmente los autos. Tengo un halo nostálgico en todo lo que hago. Empecé a escuchar tango y lo practico como se hacía antes, con una vitrola. No por tristeza, sino por curioso. Me encantan esos artefactos que se fabricaron para durar toda la vida.
-La tira te enfrenta al paso del tiempo…
-¡Uff! Y la paternidad ni te cuento. Gracias a “Rufi” vivo el paso del tiempo con mucha alegría, la veo crecer y trato de disfrutar cada minuto. Me alegra mucho priorizar los momentos con ella a fondo. Los dos lugares en los que trabajo respetan mucho mis prioridades.
-¿En qué sentido?
-A pesar de tener tanto trabajo la vida de Rufina no se modificó en nada: los días que está conmigo la llevo al colegio, la voy a buscar, la alcanzo a su clase de natación… Esa es mi condición a la hora de trabajar, necesito esos tiempos. Por otro lado, “Rufi” es muy compañera. Si vamos al teatro, baila y canta todas las canciones, y acá en el canal vive andando por los pasillos en monopatín. La paternidad me conectó con el disfrute.
“Me gustan mucho los objetos antiguos, especialmente los autos. Tengo un halo nostálgico en todo lo que hago. Empecé a escuchar tango y lo hago como se practicaba antes, con una vitrola. Me encantan esos artefactos que se fabricaron para durar toda la vida”.
-¿Te queda algo de vida entre el teatro y la televisión?
-Casi nada. Sé que es por este año y trato de disfrutar lo que elegí y lo que me toca. Vivo corriendo de un lado al otro, no tengo tiempo para nada. Cuando tengo un rato, me tiro a dormir, pero feliz.
-¿Cómo vivís el boom Sugar?
-Es un fenómeno inexplicable. Esta es una obra angelada y que tiene mucho trabajo invertido, no sólo dinero. Nos pusieron una Ferrari a disposición, ¡una verdadera, eh! Y tener la tranquilidad de devolverla lustrada es maravilloso. Cuando saludo cada noche y veo a Rufina en el palco o con los músicos -que le tocan los temas de La bella y la bestia- me siento en Disney.
-¿Ella entiende que estés disfrazado de mujer sobre el escenario?
-Tiene todo clarísimo. ´Papá de día es Antonio y de noche es Violeta´, anda diciendo. Le pedí que no lo grite en el colegio porque suena medio raro (risas). Le encanta todo, mis bigotes de utilería, las plumas de Sugar…
-¿Qué te ocupa o preocupa de su educación?
-Con la “China” somos muy relajados, nunca tuvimos grandes preocupacones. Por sobre todo me ocupa que sea una buena persona y realmente es una chica de otro planeta: súper sociable, tranquila, compañera, buena onda, amable y atenta. Por suerte con la “China” tenemos buena comunicación, vivímos todo en paz y con mucho amor, tanto cuando estuvimos juntos como ahora que estamos separados.
-¿Es difícil sostener una familia ensamblada? Vos estás en pareja, la “China” volverá a ser mamá con Benjamín Vicuña…
-No, por suerte tenemos una excelente relación, algo que a veces no se logra ni estando juntos. Siempre tuvimos claro que la prioridad es “Rufi”. Nunca vivió una pelea ni una escena incómoda. Creció con los padres separados, pero rodeada de mucho amor. Cuando me encuentro con la “China” charlamos como amigos, no le dejo la nena y salgo corriendo.
-Se te nota más aplacado con el paso de los años…
-Sí (Piensa). Me fui moldeando y tranquilizando., “Rufi” me puso los pies sobre la tierra. Cuando dejé de ser el protagonista de mi vida y tuve algo importante por lo cual ocuparme, todo cambió. Aunque mi esencia es la misma: la familia, mi mundo -del que poco se conoce- fueron y serán siempre mi ocupación.
¿Cómo es trabajar con…?
> Griselda Siciliani: “Es una genia, nos reímos y divertimos mucho. Nos miramos y ya sabemos todo, cuando te conocés con una actor se genera una química increíble”.
> Arturo Puig: “Es un gran director, lo conocí en El quilombero y ahora nos reencontramos en Sugar. Hace que el trabajo sea muy simple”.
> Susana Giménez: “Tiene clarísimo lo que quiere y se sumó al proyecto con la mejor onda. No vino a poner condiciones, sino que entendió los procesos y circunstancias, a pesar de que la obra era muy importante para ella. Nunca se puso en diva, para nada”.
Buehhhh tampoco está tan lejos de los 70 como para «investigar» tanto.
La única forma de llevarse bien con vos es estar lejos, por eso.