Si pudiese medirse la ansiedad en alguna escala numérica, la de Mercedes Funes sin duda arrastraría los rankings a niveles inéditos. El próximo jueves, claro, se estrena Yo soy así. Tita de Buenos Aires, la esperada biopic que ideó Teresa Costantini en torno a la figura de Tita Merello y que la tiene a ella como gran y absoluta protagonista. ¿Es un papel a su medida? Sí y no, ya que más allá de cierto parecido físico, el rol la obligó a hacer de todo: incorporar las maneras y modismos de ese verdadero ícono de nuestra cultura y sobre todo su manera de cantar, algo que, confiesa, le provocó un profundo pánico. “Cuando actuás estas detrás del personaje, pero cuando cantás, no, ¡sos vos! Es medio inexplicable y absurdo esto, pero te juro que lo siento así. Si me tuviera que desnudar sobre un escenario no me da nada de vergüenza. Pero cantar sí”, sentencia y enseguida explica que por eso dedicó tanto tiempo y energía a la intensa preparación del personaje.
–Tengo entendido que además fue un rodaje bien largo…
-Sí, más de diez semanas, casi el doble que cualquier película. Si a eso le sumamos todo el trabajo previo, que fue larguísimo e intenso, llegamos al “año Tita”, tal cual bauticé al 2016… (sonríe). Por suerte conté con un equipo increíble, formado por mi coach actoral Fabiana Maneiro y los profesores Maximiliano Cruz (canto) y Marisol Gómez (interpretación). Todos teníamos bien en claro que no se trataba de una imitación, sino de algo mucho más sutil y complejo.
-Por este mismo papel, sonó fuerte el nombre de Lali Espósito, supongo que te habrá llegado eso…
-Sí, claro. No sé bien las razones de por qué finalmente no quedó pero intuyo que debe haber sido por la agenda de Lali ya que este era un papel que requería mucho tiempo y dedicación.
-¿No te molestó saber que no habías sido la primera opción?
-No, para nada. Creo que todos los personajes que hice en mi vida, salvo una o dos o excepciones, tuvieron antes muchas otras actrices como opción. Son las reglas de este medio y no se me va el ego en eso, en absoluto.
-Más allá de la importancia de un desafío así, ¿te interesaba Tita como figura?
-Sí, mucho. Primero porque realmente fue una pionera en muchos sentidos. ¡Si hasta apelaba a la homeopatía allá por los ’70!, cuando prácticamente nadie hablaba de sus beneficios… Por otro lado, Tita me pareció siempre una mujer muy atractiva, pero desde una belleza para nada standard, esa que se intuye en el “se dice que soy fiera…”, ¿no? Y en el fondo yo siempre me sentí un poco así. Y me gustan las mujeres a las que también puedo poner en esa bolsa, y sentir “esta es de las mías”. Meryl Streep es otro caso. Me interesa la belleza que va más allá del típico comentario: “¡qué linda que es!”. Porque yo también me ubico ahí, fuera de la mirada más ligera o superficial.
-¿Hay algo que no te guste o acompleje hoy de tu cuerpo?
-Mmm, de chica no me gustaba para nada mi cola. Ahora ya la tengo más asumida, y hasta siento que para muchos es un atributo, pero lo cierto es que cuando me desarrollé, todavía era muy chica y odiaba llamar la atención por eso. Nunca me voy a olvidar una vez en la playa, estaba con mis padres y de repente me di vuelta y lo vi a mi papá comentándole algo a mi vieja, con las manos levantadas, como diciendo “¡qué cola tiene la nena!”. ¡Sentí una vergüenza…! Hoy me río, pero en ese momento me traumaba.
«Que mi hermana, alguien que vino a caminar a la par mía, no esté más, me hizo abrazar la vida de una manera muy poderosa. Y no con nostalgia o desesperación, sino con optimismo».
-A Tita siempre la acompañó la idea de soledad y dolor por la pérdida de seres queridos y hace poco te escuché hablar de eso en relación a tu vida…
-(Se pone seria) No quisiera igual hacer ese tipo de paralelos pero sí es cierto que perdí a mis padres y a mi hermana. Mi papá falleció en 2001 y al año y medio murió mi hermana en un accidente que fue muy traumático para todos. Mi mamá falleció hace tres años, después de una larguísima enfermedad.
-¿Tu hermana era joven?
-Sí, era tres años mayor que yo, tenía 27 cuando sucedió. La muerte de un hermano es algo muy duro, muy traumático. Tengo otros dos hermanos más grandes y todos pasamos por millones de túneles, muy oscuros y difíciles. Por supuesto que cada uno lo sobrelleva a su manera pero creo que a mí me termino conectando mucho con la vida. Que alguien que vino a caminar a la par mía no esté más, me hizo abrazar la vida de una manera muy poderosa. Y no con nostalgia o desesperación, sino con optimismo, con ganas de disfrutarla y gozarla. Porque tengo esta vida, lo mejor que puedo hacer es vivirla.
-Tita, sin ir más lejos, vivió de todo. ¿Te identificás con eso?
-Sí, siento que puedo dividir mi vida en varios capítulos, y en varios de ellos me veo desde afuera y me pregunto: ¿esa era yo? (ríe). Pero no me espanta, al contrario, me encanta poder cambiar. ¿Viste esos tipos que dicen orgullosos: “soy el mismo de siempre”? ¡No logro entenderlos! Si justamente lo más lindo de esta vida es poder cambiar. Hay que animarse a vivir, a buscar lo que nos gusta, interesa, motiva en cada momento.
-Viviste, entre otras cosas, un divorcio (del actor Nicolás Vázquez)…
-Así es, desde entonces siempre pongo en los casilleros de estado civil: “divorciada” (ríe). Bueno tampoco soy muy original en eso, ¿no? El 80 por ciento de la gente hace lo mismo. Pero sí, es parte de lo que te decía antes. En su momento creí en casarme, luego creí en divorciarme y después volví a creer en el amor. Cada cosa que hice fue con convicción.
-Hoy estás nuevamente en pareja, con el periodista deportivo y especialista en viajes Cecilio Flematti…
-Sí, (sonríe). Estoy muy bien. La relación es un poco reciente, por eso no quiero extenderme demasiado, pero sí te puedo decir que estoy muy contenta, en paz y enamorada.
-Él proviene de un mundo bastante distinto al tuyo…
-Casi todas las personas que conozco provienen de mundos diferentes al mío. Tengo un círculo humano muy ecléctico. Me aburriría estar con gente que se me parezca demasiado, o que hable siempre de lo mismo.
-¿Con Cecilio conviven ya?
-No, cada uno en su casa por ahora. Estamos bien así.
-¿Qué te gusta hacer en los tiempos de ocio?
-Muchas cosas, incluida la nada absoluta. En serio, disfruto mucho el hecho de poder estar tirada en mi cama viendo una película con mi novio. O simplemente charlando. Series casi no veo. Es más, odio a los que miran y comentan series sin parar. ¿Cómo hacen? Yo nunca tengo tiempo y cuando por fin encuentro un hueco, y me dispongo a ver alguna, me termino quedando dormida. Me suelo quedar afuera de muchas conversaciones por este tema… Por otro lado, me encanta viajar, sacar fotos, reunirme con gente querida… ¡Amo comer! Los placeres del cuerpo me pueden.
«La relación con Cecilio (Flematti) es un poco reciente, por eso no quiero extenderme demasiado, pero sí puedo decir que estoy muy contenta, en paz y enamorada».
-¿Estuviste viajando mucho últimamente?
-Sí, encima ahora tengo guía turístico personal, ¡Cecilio viajó por todo el mundo! La verdad es que siempre estoy pensando en un próximo viaje, ya sea una escapada por nuestro país o un viaje largo por Europa o donde sea. Es una pasión que heredé de mi mamá. Después de la muerte de mi hermana, mi vieja -que tenía una enfermedad autoinmune muy jodida, que le provocaba dolores en todo el cuerpo-, se puso de pie y empezó a viajar como nunca antes. Hace poco encontré un diario de viaje suyo por Cuba y fue realmente muy emotivo. Soy muy parecida a ella, sin dudas.
-Imposible no preguntarte por tu propia maternidad, ¿es una cuenta pendiente para vos?
-Mmm, internamente tengo la firme certeza de que voy a ser madre… (Hace una pausa). Sé que llegará, entre otras cosas porque nunca lo busqué con la contundencia y decisión que requiere. Sé que hay veces que los hijos llegan sin todo eso, pero en general hay que ponérselos a buscar en serio. Lo que te puedo decir es que me siento re contra preparada para ese hermoso desafío que es la maternidad. Me conozco, sé que la voy a pasar muy bien cuando llegue. ¿Viste esas mujeres que tiene un hijo y no paran de quejarse por el cansancio, por el desorden, o por lo que sea? Quizá suene mal que lo diga ahora pero sé que no voy a ser así. Sé que lo vo a disfrutar a pleno.
-Sos de pasarla bien en general, ¿verdad?
-Sí, totalmente. Pero de una manea lógica y razonable… ¡no maníaca, eh! (risas).
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