El azúcar y los dulces en exceso no sólo hacen subir de peso y contienen calorías vacías, (que aportan mucha energía pero ningún nutriente), sino que también conspiran contra la belleza acelerando el envejecimiento de la piel. Según las investigaciones científicas esta dulce sustancia daña las fibras de colágeno y, por lo tanto, con el paso del tiempo promueve la aparición de líneas finas y arrugas. “El azúcar es adictiva, causa inflamación y afecta negativamente la calidad del colágeno a través de un proceso conocido como glicación”, explica la doctora Adriana Raimondi, médica dermatóloga, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología y de la Academia Americana de Dermatología.
Reacción que envejece
La palabra glicación deriva de glucosa. Es el resultado de la reacción de nuestro cuerpo a los azúcares, algo que se da cada vez con mayor frecuencia debido a la mala alimentación y el exceso en el consumo de dulces en la dieta. A pesar de ser un enemigo sutil, el azúcar es imprescindible porque provee de energía a nuestras células.
El problema se da cuando hay una alimentación inadecuada, demasiado rica en estas tentaciones, ya que ese exceso de glucosa no encuentra vehículos que lo transporten a las células y entonces se une a las proteínas. Según explica la doctora Raimondi: “La glucosa presente en el azúcar reacciona con las proteínas para formar lo que se denomina estructuras glicosiladas, que se van acumulando y terminan por destruir el sostén de la piel, compuesto por fibras de colágeno y de elastina. Este es un proceso irreversible que daña la elasticidad y la tonicidad y, en consecuencia, envejece la dermis”.
Además, los azúcares empeoran el acné y la rosácea. Un exceso de insulina en el organismo deriva en una mayor producción de andrógenos y de factores de crecimiento, que desencadenan brotes de acné.
¿Cuánta azúcar es mucho?
Sin contar el que se encuentra de manera natural en la leche y en las frutas, el azúcar se encuentra agregada en una infinidad de productos industrializados. Según la Organización Mundial de la Salud no deberíamos superar el 10 por ciento del consumo diario de calorías, lo que equivale a no más de 12 cucharadas de té por día.
Hay que tener presente, además, que el azúcar se oculta con diferentes nombres en los alimentos industrializados. Basta con revisar los envases, para descubrirlos. Algunos de ellos son: jarabe de maíz de alta fructosa, dextrosa, fructosa, glucosa, endulzante, jarabe de malta, lactosa, maltosa, sacarosa, melaza, etc. Debemos leer las etiquetas y evitar el azúcar en todas sus formas. En su lugar se pueden consumir edulcorantes o alternativas más naturales como el azúcar mascabó, la miel, etc.
“El azúcar blanca refinada que consumimos habitualmente no contiene ninguna de las vitaminas o minerales que el cuerpo necesita para procesarla, razón por la cual no nos aporta nada desde el punto de vista nutricional, sino que roba al organismo minerales y vitaminas, crea inflamación y envejece el cuerpo”, afirma la doctora Dra. María Alejandra Rodríguez Zía, médica clínica UBA, especialista en Endocrinología y medicina orthomolecular. Como en todos los órdenes, no se trata de prohibir ya que una pequeña cuota xxxxxx cada tanto es inocua y alegran el alma, pero, especialmente después de los 30, conviene optar por reducir el consumo diario y dejarlo sólo para ocasiones especiales. La piel agradecida.
Una ayudita cosmética
La mejor manera de luchar contra este fenómeno es apostar a una buena alimentación. Pero también hay algunas opciones dermatológicas que pueden ayudar a restaurar la piel.
“Si bien existen varios productos antiglicación de uso tópico, con extracto de arándanos, por ejemplo, se desconoce su eficacia dado que no son capaces de penetrar la dermis. Aquellos con retinol o tretinoína pueden estimular la producción de nuevo colágeno y combatir los efectos adversos del azúcar. Los antioxidantes tópicos también pueden ser un buen complemento,” recomienda la doctora Raimondi.
Por otra parte, la doctora Luisa Silvana Álvarez, médica especialista en Estética explica: “todo tratamiento que ayude a estimular la formación de colágeno, combate la glicación: desde las cremas hidratantes y nutritivas de uso diario, la mesoterapia con vitaminas y oligoelementos, hasta el plasma rico en plaquetas. También son beneficiosas la luz pulsada, los hilos tensores y el peeling.”
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