Mirada profunda, cabello rizado al natural y esbelta figura enfundada en un jean y una camisa blanca combinada con un maxibolso color suela. Su sencillez para lookearse es sin dudas una de las características de su belleza. Sobran los accesorios, los colores estridentes y el make up demasiado fuerte. Es que aunque Florencia Raggi (45) se confiesa coqueta, no le gusta exagerar y dice haber aprendido con los años a buscar un modo de sentirse linda que no tiene tanto que ver con seguir tendencias impuestas sino con destacar lo que más le gusta de sí misma. Como sea, así se presenta a la entrevista luego del ensayo que la deja feliz y entusiasmada. Sonríe como si le apuntaran las cámaras y aclara que es el “solcito” que empieza a anticipar la primavera el que la ilumina. Llena de proyectos y buena vibra, se dispone a explorar el alma femenina y abrir sus propias preguntas en torno a los temas que aborda la obra Cuerpos perfectos, con la que se siente “completamente identificada“.
-¿Qué te entusiasma más? ¿el elenco? ¿la temática?
-¡Todo! No puedo elegir. Es una obra de una autora súper atenta a lo que le ocurre al colectivo femenino, la que escribió Monólogos de la vagina, que en Cuerpos Perfectos parte de testimonios reales de mujeres que le cuentan sobre su relación con el cuerpo, va relatando a través de distintos personajes que encarnamos Laura Oliva, Soledad Silveyra, Andrea Frigerio y yo diferentes patrones de relaciones de estas mujeres con sus cuerpos, de manera irónica, comprensiva, amorosa. Nos invita a pensar lo que hacemos para seguir este ideal de belleza y perfección impuesto y autoimpuesto.
“Con Nico nos divertimos mucho juntos. Supongo que es clave respetar la individualidad del otro, no somos un bloque ni un combo, somos dos seres que evolucionan y eligen hacerlo juntos”.
-Y en tu caso, ¿cómo es la relación con tu propio cuerpo?
-Me parece que no es tan sencillo. Uno aprende a llevarse bien con su cuerpo, pero no es un asunto fácil para nadie. Tengas el cuerpo que tengas, el peso, la altura, la apariencia que sea, es todo un desafío conocerse, aceptarse, quererse, y en mi caso, y creo que en el de muchas mujeres, uno va pasando por diferentes etapas. También tiene que ver con lo que te dicen, con lo que comprás de lo que te dicen. Lo cultural, lo familiar. A mí siempre me gustó sentirme bien y bella. No me da igual para nada. Pero cada vez más con el tiempo esos parámetros de belleza autoimpuestos que de alguna manera compro me parece que están ligados a lo natural y saludable, tratando de aceptar lo que hay, cuidándolo y amigándome con el paso del tiempo, desde una mirada lo más compasiva posible.
-¿Creés que es más fácil en tu caso que fuiste modelo?
-Es una utopía pensar que alguien que fue modelo o tiene un cuerpo delgado y esbelto no tiene problemas con su cuerpo. Al contrario, capaz tiene más conflictos. Tiene que ver con cómo uno se lo tome y qué es lo que haga con eso, con lo que tenga que aprender en esta vida. Mi relación con mi cuerpo cambió, era una cuando era una jovencita y modelaba, después fue otra y será otra seguramente más adelante.
-¿Cuesta el paso del tiempo?
-No me gusta tener arrugas que antes no tenía, pero como en la vida cada vez habrá más cambios trato, en vez de combatirlos, de aceptarlos. Sin dudas no es sencillo aceptar el paso del tiempo. Pero nunca en la vida me puse botox, no tengo nada inyectado, que podría hacerlo por mi edad, lo único que mantengo como rutina es usar muchas cremas, ir a la misma cosmetóloga desde que tengo 15 años y hacerle caso en todo. Las arrugas no me gustan, pero entre una cara arrugada y natural y una sin arrugas y dura, prefiero los surcos, soy muy exigente con eso. Al principio tienta porque se ve bien, pero con la repetición, perdés expresión y ya no se sabe qué edad tenés. No lo critico, sólo no lo quiero por ahora. Trato de seguir mi deseo y lo que me gusta de la pieza teatral es que justamente no adoctrina, sino que habla de que no nos flagelemos, ni mutilemos, ni estemos con esa eterna insatisfacción mirando hacia afuera. Que se puede partir de aceptarse, para después ver qué hay para mejorar.
-¿Qué actividades hacés para cuidarte?
-Siempre hago alguna actividad física. Ahora estoy haciendo gimnasia funcional, que me gusta, me rehabilita las rodillas que tuve mal todo el año pasado y hago clases de baile contact improvisation. Me da pereza, así que le tengo que encontrar la vuelta, ir con una amiga, encontrar un profesor que me divierta, porque si no lo dejo. El incentivo es la sensación de estar en forma, sentirse bien, mover el cuerpo y reciclar la energía.
-Tus hijos ya son adolescentes… ¿Cómo es esta etapa de la maternidad?
-Están grandes ya: 19 Renata y 17 Francisco. Y va bien, no es sencillo, pero va. Aprendo con ellos, pero están en otros temas. Esto no les interesa para nada, están en pleno descubrimiento, probándose, separándose de los padres, identificándose con el grupo de amigos, lo que nos pasó a todos. Yo me propongo estar presente, acompañar, preguntarme si estoy facilitando o entorpeciendo, aprendiendo a marcar límites y a soltar…me puedo equivocar, pero estoy amando. Con Nico (Repetto) estamos cerca, atentos, los miramos, los valoramos.
“Es una utopía pensar que alguien que fue modelo no tiene problemas con su cuerpo. Mi relación con mi físico cambió, era una cuando modelaba, después fue otra y será otra seguramente más Adelante”.
-Estás grabando una nueva serie para television…
-Sí, es una serie de 13 capítulos, estoy contenta porque es un proyecto grande, estoy desde el episodio 4 hasta el final y me encanta el elenco, el director, estoy con la adrenalina del comienzo pero no puedo decir más… De televisón puedo contar que mis dos participaciones en Rizhoma Hotel fueron un placer. Hacer algo medio teatral en la pantalla chica le dio un gustito distinto.
-¿Y qué hacés cuando no trabajás?
-¡De todo! Tengo una familia, estudio siempre un montón de cosas, ahora estoy estudiando pensamiento analógico en la escuela de sanación de Carlos Norberto Ferruelo. Bailo, siempre hago lo que me nutre y se complementa con mi trabajo y mis afectos.
-¿Qué es lo que más disfrutás compartir con ellos?
-Viajar los cuatro me encanta, con Nico solos también, pero disfruto si vemos todos una peli o cenamos y tenemos una linda charla.
-¿Hay una fórmula para que el amor dure 23 años y contando…?
-La verdad es que nos divertimos mucho juntos, más allá de lo que estemos haciendo, pasamos bastante tiempo y nos gusta. Supongo que la fórmula, si se puede decir así, es respetar la individualidad del otro, no somos un bloque ni un combo, somos dos seres que evolucionan y eligen hacerlo juntos. Estoy agradecida a la vida por haberlo encontrado y haber armado la familia que tenemos.
-Con respecto al reciente debate por la legalización del aborto ¿tenés una posición tomada?
-Creo que el tema ya se instaló, no hay vuelta atrás, ahora no fue, pero a la larga va a ser ley. No lo digo por necia, siento que es contundente, que no se puede ocultar esto que ocurre ni mirar para otro lado, hay que hacerse cargo de que mueren las mujeres por esto y que estamos atrasados con respecto al mundo y hay que avanzar. Nadie está obligado a abortar, no se trata de eso. Nunca me hice un aborto y creo que no lo haría, pero estoy a favor de la despenalización para que las mujeres no mueran, porque quien quiera abortar lo hará igual. Es una postura más allá del caso de mi hermana, que no quería abortar, pero perdió un embarazo deseado que se complicó y frente a esta situación extrema no le permitieron abortar y tuvo un riesgo de muerte muy serio por eso.
-Elegiste hacerlo público en las redes ¿por qué?
-Porque me parece que falta sentido común con este tema, y aunque no me gusta para nada ponerme agresiva ni eliminar a quien piensa distinto, hay muchas muertes por este motivo que van a seguir existiendo, no van a dejar de abortar porque sea ilegal. Y hay todo un negocio detrás de eso. Esto no obliga a nadie a abortar, como el divorcio no obliga a que te divorcies, la ley de matrimonio igualitario no obliga a nadie a casarse con una persona del mismo sexo… Con respecto a la carta, ella sintió que quería escribir algo, lo hizo en sus redes y yo le ofrecí ponerlo en mi Instagram para que se sepa, para ampliar el debate, para pensar, para aportar algo, tuve el permiso de exponer su historia, sino no lo hubiera hecho.
-¿Te gustan las redes, sos de publicar cosas personales?
-No siempre, sólo tengo Instagram, me divierte. Es una suerte de pequeño medio propio, voy probando, a veces me expongo y lo vivo bien, otras no me siento cómoda entonces me meto más para adentro, pero son cosas que voy aprendiendo, porque las redes son algo reciente para nuestra generación, nos formamos sin ese factor. Hoy los vínculos afectivos son diferentes por las redes, los chats, yo tengo cuidado de que no sea una adicción, que no arrase mi mundo personal, me autoimpongo que haya encuentros con amigos, que los vínculos pasen por otro lado porque un audio no reemplaza una charla.
-¿Te ves actuando por siempre o tenés ganas de probar otros terrenos?
-Tengo ganas. Quizás vinculado a la actuación, pero más cercano a la producción… en televisión… estoy en algo ya de lo que tampoco puedo decir mucho.
-Sos todo terreno, multifacética como tu marido que es conductor, piloto, periodista…
-Admiro su curiosidad y cómo se mete a fondo con cada cosa. Tiene mil quinientas actividades. Me encanta que siempre se desarrolló en varios planos a la vez, es una habilidad…que yo no tengo, claramente, pero que le trato de imitar, me parece sano, bueno, ser curioso y no quedarse en una sola cuestión, salir de la comodidad, probarse. Es nutritivo ser curioso.
Rulos perfectos
Es la argentina abanderada de los rulos con onda. Siempre prolijos y al natural, sus rizos son su marca registrada y por supuesto, tienen una técnica definida que Florencia sigue hace ya varios años, inclinándose cada vez más por una melena más corta. Diego Impagliazzo está a cargo de este precioso cabello, y según ella es el responsable de su perfección. “Sabe cortar el pelo con rulos, que no cualquiera, y aparte, la clave para poder dominarlos es una crema que él mismo fabrica en su peluquería, que no los deja ni duros ni erizados, sino suaves y ordenados. El toque final es secarlos con difusor y en algunos rulos, no en todos, aplicar tijera con calor para marcarlos y voilá”.
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