Luz

-¿Cómo es eso? ¿Hay una cultura de burbujas?
-Así es. Los países en los cuales los chicos beben agua mineral con gas desde pequeños tienen más facilidad para aprender a degustar un Champagne de adultos. El organismo se empieza a acostumbrar. Países como China, que no tienen estos hábitos, en la actualidad tampoco son consumidores de espumantes ni Champagne. Digamos que la Coca Cola hace 50 años cambió el mundo y preparó a más generaciones para de grandes aprender a degustar el placer de las burbujas. Los espumantes son la antesala del Champagne.
-¿Qué es lo que hace tan especial al Champagne frente al resto de los espumantes del mundo? ¿Cuál es el secreto de su calidad?
-La presencia del Chardonnay es clave en un buen Champagne y es lo que da la fuerza, la estructura y el largo final de boca, pero también el terroir que aporta tiza al suelo. Este componente, que gracias a su porosidad es un deposito de agua, asegura que la planta tenga suministro aún en veranos secos y un estrés hídrico que favorece azúcar y aromas, proporcionando esa sensación agradable que envuelve el paladar, llena la boca con untuosidad y lo hace realmente único.
Como mujer audaz no teme a los desafios, como tampoco los tuvo Madame Pommery quien en 1876 ya viuda, tomó las riendas de la empresa, la posicionó en el segmento de lujo y se valió de la osadía y las relaciones públicas para lograr su imperio. Una marca, sin dudas, con la impronta de mujeres fuertes.
-Andrea Arbelaiz