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“El cliente que viene a afeitarse generalmente conoció la costumbre en otras capitales del mundo; lo vio en alguna película o se lo contó el padre o el abuelo” dice Elo. Fernando culmina: “Hacemos el mismo ritual que se realizaba hace 100 años. ¡Hasta tenemos productos de la época que ya ni se consiguen!”, remarca.

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Experiencia de otros tiempos
 

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