«Hoy ya no me tira demasiado la noche, el
reviente. Cada tanto salgo, sobre todo para desatar a la bestia, pero enseguida me doy cuenta de que es
un animal cansado, viejo, casi sin resistencia. En serio, se hacen las 10 de la noche y ya me quiero
dormir Pero no me quejo. ¿Ves? Esa es otra de las lecciones de la edad: ver siempre el lado positivo y luminoso de las cosas».
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