Intensa, ocurrente y bella. Con esa chispa de carisma inevitable que lleva en la sangre, Minerva, hija menor del cómico Alfredo Casero y la artista plástica Marisa Rogel, y hermana de Nazareno Casero, se planta a sus 17 años de otra manera que el resto de las chicas de su edad. “Siempre me dieron mucha libertad y me enseñaron a tenerla, saber usarla, disfrutarla. Me inculcaron que tengo la capacidad de elegir y debo elegir. Siempre me acompañaron pero desde un lugar de escucha, no de imposición“, cuenta la actriz de Multitalent.
Sus rasgados ojos claros hipnotizan y recuerdan a esos dibujos animé que ella tanto ama. La cultura japonesa la atraviesa porque terminó sus estudios en una escuela nipona. “Tenía unos tres o cuatro años y acompañé a papá al Nichia Gakuin (un instituo de enseñanza de la lengua) para formar un coro de niños. Cuando entré me enamoré. Quería ir a ese colegio, cosa que ocurrió recién cuando volvimos de Puerto Madryn. Me dejaron elegir mi escuela… ¡Yo hasta los 8 años pensaba que era japonesa!“, cuenta divertida mientras se acomoda los rulos.
-Si pudieras contarme instantáneas que retraten quién sos,¿cuáles serían?
-Me veo cantando desaforada a los gritos con mi papá por las rutas del sur, andando a caballo por la playa de Madryn, en sus shows, en los pasillos y camarines del canal, actuando o haciendo canciones que yo misma escribía para un público familiar… Se me vienen a la mente el mar, las paredes pintadas de mi cuarto, que yo misma llené de dibujos y frases…¡todo eso!
-Y ahora, ante las cámaras… ¿qué te ocurre cuando se encienda la luz o subís al escenario?
-Me transforma, es como si toda la energía de cuanto ser esté cerca se metiera dentro mío, me hace feliz actuar. Superado ese primer momento de extrañamiento ante un ojo gigante que te mira fijo, te acostumbrás y es alucinante. Me produce algo físico, estoy ahí y algo aparece, como un trance hermoso, que no tengo en claro cómo, me atraviesa y quiero sentir eso para siempre.
-¿Cómo es tu personaje Morena de Heidi… y a qué recurriste para construírlo?
-Fue una experiencia súper divertida porque si bien estaba dentro de lo que son las tiras infantiles o juveniles, no era tan estereotipada. Creo que logré hacer una mala alejada de la rubia rosa que vemos siempre en ese tipo de ficción.
«Prefiero definirme como artista y no como actriz solamente, no imagino quedarme sólo con la veta de la actuación por ejemplo, no podría dejar de pintar, escribir o cantar. Soy todo eso.»
-¿Cómo fue que elegiste el mismo rumbo que tu papá y tu hermano?
-Elegir otra cosa habría sido no elegirme a mí. Amo expresarme, escribo desde siempre, tengo 20 cuadernos de poesía. Fue algo natural. Prefiero definirme como artista y no como actriz solamente, no imagino quedarme sólo con la veta de la actuación por ejemplo, no podría dejar de pintar, escribir o cantar. Soy todo eso.
-¿Tu papá y tu hermano te dan muchos consejos?
-Son muchos más los consejos no dichos que los otros. Ellos sólo están felices por mí. Desde que soy muy chiquita fui con mi papá a las grabaciones porque me encantaba. Le pasaba letra en el camarín y él me decía basta, basta, para mí (risas). Eso era lo máximo. Y aprendí del medio estando inmersa en él, siendo parte.
-¿Te halaga o te molesta que te digan que te pareces a tu papá?
-Cuando grabé Esperanza mía me hicieron unos primeros planos y todos me decían que tenía su mirada, me pareció fuerte. Siento puro orgullo, mi papá es un artista integral e increíble, lo amo porque es mi papá y porque es un distinto, un ser fuera de serie. No puede molestarme jamás que me relacionen con él, aparte de que claramente somos parecidos.
-¿Ni siquiera ahora que está muy polémico en sus declaraciones políticas?
-Cada uno tiene su manera de ver las cosas y todo el derecho del mundo a expresarlas. Más allá de eso, me gustaría mantenerme al margen de situaciones que sean incómodas, como estas.
«Siento puro orgullo, mi papá es un artista integral e increíble, lo amo porque es mi papá y porque es un distinto, un ser fuera de serie. No puede molestarme jamás que me relacionen con él, aparte de que claramente somos parecidos».
-La fama tiene esas cosas…
-La fama nunca me pareció algo lejano ni ajeno, porque mi papá y mi hermano siempre navegaron esas aguas, pero yo tengo claro como me quiero mover ahí. Tengo varias máximas propias y hay cosas que compartir y otras que me parecen innecesarias, que son chimentos o intimidades. Igualmente sé que las redes existen y que los medios las reflejan, que si te vas a la quinta lo sabe todo el mundo en un segundo porque subiste la foto de tu perro y bueno, sólo que yo elijo qué mostrar y compartir y qué no.
-Tenés una actividad en redes que estalla, más de 150 mil seguidores en Instagram y otro tanto en Twitter y Facebook… ¿qué cosas te gusta compartir?
-Una mirada particular del mundo: la mía. Colores, estéticas, contrastes, objetos, looks que me llaman la atención… Amo la fotografía y subir instantáneas de lo que mi ojo encuentra me fascina. También me gusta el mundo de la moda, me manejo por instinto, nunca por lo que se supone que tenés que tener, pero adoro las combinaciones extremas en la vestimenta. Es una forma más de expresión. Y por eso lo comparto en las redes.
-¿Tenés alguna máxima a la hora de armar tus outfits?
-Disfruto producirme, pero cuando elijo mis prendas necesito que me despierten amor. No tengo algo que me guste en general, algo que vaya a buscar al shopping teniéndolo en mente previamente, como blazers, monos o determinado tipo de calzado. Aunque en líneas generales adoro los estampados o colores intensos, soy intuitiva y así me armo los looks, accesorios incluídos. En el estreno de la película Los Padecientes me puse un vestido de María Vázquez en naranja con unos volados blancos, celestes, azules y negros acompañado con una cartera amarilla y la boca colorada. Pero me surge en el momento.
-¿Cómo te arreglas? ¿Cuáles son tus rutinas de belleza?
-Desde que tengo uso de razón juego a maquillarme, iba con rouge al jardín y mi mamá siempre me dejó que yo decidiera qué ponerme y cómo arreglarme. Eso marcó mucho mi personalidad. Con lo cual pasé por todo ¡hasta fui dark por un día! Pero como en lo demás, no tengo tabués para vestirme. Lo único que priorizo es que sea lindo para mí y la comodidad. Por mucho tiempo intervine mi ropa, salía con una remera manchada de colores y toda cortada combinada con un blazer. En esa antítesis había belleza para mí. Como rutina cuido bastante mi piel, la lavo antes de dormir y apenas me levanto con productos especiales para mi tipo de piel que es blanca y sensible, se irrita de nada. Y después le dedico bastante a mi pelo, porque es muy particular, me hago traer algunos productos de afuera y con el tiempo aprendí a manejarlo mejor. Suelo usar aceite de almendras mezclado con oliva para nutrirlo porque el pelo tan ensortijado no se hidrata con nada, es muy poroso y seco si no te ocupás.
-¿Es tu marca registrada?
-Digamos que ahora lo amo, si tuviera el pelo lacio no sería Minerva, pero cuando era chica me sentía muy rara, me burlaban muchísimo porque no había nadie que tuviera el pelo así. Cuando crecés aprendés a resaltar tu belleza natural. Seguir un estereotipo de belleza nos lleva a estar siempre infelices, en cambio, aunque no digo que sea fácil, encontrar como ser nuestra versión más bella, es mucho más feliz. En mi familia somos budistas y creemos bastante que el acento hay que ponerlo en la fuerza interior, no en el exterior. Cuando uno está feliz y cómodo con uno, sin querer parecer nada más ni aparentando hacia afuera porque da más importancia a lo externo que a lo propio, la belleza natural aparece.
Linda chica con una inteligencia honesta como la de su padre, un recontra groso
caserito es un enfermo mental en baja permanente y lo unico «normal en esa flia de mierda que tiene es que lo defiendan Punto
Te chorrea la grasa K
Hermosa niña, Casero es un dolor de huevos para los kakistas, ajo y agua !!!