Por Fernando Gomez Dossena l El protagonista de Fanny, la fan cuenta detalles de su vida y revela con humor cómo cuida su alocada cabellera.

Cuenta sorprendido -y agradecido- que tiene un club de fans llamado “las furtadistas”. Se sonroja por la noticia, porque ante todo prefiere pasar inadvertido, pero su paso por varios éxitos de la tele y su look siempre cambiante no lo ayudan demasiado con ese cometido. Primero fue el recluso Diosito en la miniserie El marginal, luego jugó a ser un bailantero cordobés (una especie de émulo de Rodrigo Bueno) en Educando a Nina y ahora con un peinado bastante partícular protagonizará Fanny, la fan, la nueva novela del primer time de Telefé. Nico (29) es un montevideano atípico: no le gustan el mate y tampoco es fanático del fútbol. Desde adolescente soñó con convertirse en actor. Después de estudiar en la capital uruguaya, se vino a Buenos Aires (vivió en el departamento de un amigo y hasta en un hostel) a probar suerte. Conoció rápidamente al actor Sebastián Estevanez y consiguió su primer papel. Pasó poco tiempo pero ya está preparado para ponerse el traje de protagonista. “Cuando me lo propusieron lo primero que les consulté era si estaban seguros de que fuera yo, me dijeron que sí, entonces seguí adelante”, cuenta entre risas.

-¿Cómo es tu personaje?
-Soy el camarógrafo de la novela de la cual Fanny (Agustina Cherri) es fan. Se llama Pedro, es hombre muy tranquilo, padre soltero y tiene una banda de rock. Los técnicos suelen ser relajados y tener un hobby vinculado a la música o la imagen por fuera de la televisión.
-Un tipo bastante hippie…¿te parecés?
-Sí, en parte. (Piensa). Quizá en sus ganas de pasar inadvertido. Al margen de que yo trabajo frente a cámaras, mi actitud es como si estuviera en bambalinas. Soy un pibe muy perfil bajo.
-¿El look fue idea tuya?
-No, de Sebastián Ortega.
-¿Es cómodo?
-No. Para dormir me hago una especie de rodete y cuando me ducho tengo que lavar las rastas con un jabón especial y después secarme con secador para que no se desarmen. Es un laburo. Además, un peluquero me hace el service una vez por mes, las acomoda, las ajusta y controla las raíces.

“Me llevo muy bien con la soledad porque me sirve para reflexionar. El mejor plan es irme en auto a Montevideo con la ventanilla baja y la música a todo volumen. Es un gran momento de introspección”.

-Después de tres éxitos, ¿ya te sentís parte del mundo de la televisión?
-(Piensa) No y no me gustaría ya sentirme porque la comodidad y la seguridad de estar en un lugar no te permite cuestionarte ni reflexionar. No quiero que esto se convierta en un trabajo rutinario. En resumen, me siento eventualmente parte del mundo de la tele.
-¿Hacés algo más además de grabar?
-Estoy ensayando mucho para la banda de rock de la cual formo parte en el progrma, queremos que suene de verdad, entonces nos juntamos mucho con Tomás Fonzi y Mex Urtizberea, actores de la tira, y nos hacemos los rockstars. A la hora de grabar nunca hacemos playback. Yo soy el batero, entonces cuando puedo tomo clases de batería.
-¿Tenés algún hobby?
-Siempre tengo el long board en el baúl del auto. En cuanto puedo, lo saco y me pongo a andar.
-¿Estás en pareja?
-De eso no hablo (sonríe).
-¿Vivís solo?
-Sí.
-¿Sos un chico solitario?
-Tengo mis momentos, me llevo muy bien con la soledad porque me sirve para reflexionar. Lo mejor es irme en auto a Montevideo con la ventanilla baja y la música a todo volumen. Es un gran momento de introspección.
-¿Volviste a Uruguay después del éxito Nina?
-Sí, voy por lo menos una vez cada tres meses y la repercusión del programa fue bastante grande, ya me reconocen por la calle. A veces mi mamá me busca en el aeropuerto y se enoja porque le pido de salir rápido y saludarnos en el auto (risas).
-En un futuro, ¿te imaginás instalado en Uruguay?
-(Piensa) Tengo miles de cosas por hacer todavía, así que… Puede ser, pero mucho más adelante; por ahora, aunque me gusta, no busco la tranquilidad.