Podría ser tranquilamente imagen de una línea de belleza. Pero ella prefirió desde muy chica la actuación al modelaje. Nació en Necochea -ciudad a la que siempre se escapa cuando tiene algo de tiempo libre-, cuando terminó el colegio se vino a Buenos Aires y después de estudiar con grandes del teatro como Augusto Fernándes, Norman Brisky y Lito Cruz. Debutó en la película Tocar el cielo de Marcos Carnevale, luego participó en Casi Ángeles, en el filme El amor en tiempos de selfies, y hoy, regresó a la pantalla grande con el mismo director que la vio debutar, en El fútbol o yo, la comedia éxito que protagonizan Adrián Suar y Julieta Díaz. “Soy fanática de las comedias y tenía muchas ganas de trabajar para y con Adrián. Como compañero es fantástico, relajado y muy gracioso”, comenta. En este momento, además tiene un show itinerante llamado Del amor y otras pavadas, en el cual canta tangos y rancheras y se anima a algunos monólogos con tintes femeninos. Y en una semana estrena De Pertutti show, un tributo a Elvis Presley, Frank Sinatra y Marilyn Monroe.
La rubía más famosa de Hollywood es el personaje que interpreta ella. “Para el personaje tuve que aclararme un poco el tono del cabello, entonces volví después de 10 años a la peluquería -confiesa y agrega- El pelo siempre me lo cortó un amigo y jamás me teñí, la verdad es que me aburre muchísimo estar muchas horas en el salón”. Los cuidados de belleza no son su fuerte, revela que prefiere lo natural y estar siempre lo más relajada posible. “No me gusta hacer lo que dicen que hay que hacer en todos los ámbitos de la vida. Entiendo que por mi trabajo es muy importante estar linda y arreglada, pero me aburre bastante”, resume. Es budista y vegetariana desde la adolescencia, jura que no lo hizo por moda, sino más bien por gusto. “En ese momento mi mamá me puso una condición: hacerme una análisis de sangre dos veces por año, si estaba todo dentro de los parámetros correctos, podía prescindir de la carne”, recuerda.
Tampoco presta mucha atención al cuidado del cuerpo, pero realiza bastante actividad física. “No me banco el gimnasio, tengo que moverme pero a la vez entretenerme por eso elijo el yoga o la equitación o la salsa”, explica. De todas formas su gran pasión, y como buena ciudadana de la costa argentina, es el surf. “Lo hago desde chiquita, es la actividad que más me tranquiliza, cada vez que puedo me voy a Necochea o a otra ciudad con playa para poder despuntar el vicio”, reconoce, quien no quiere revelar su edad, pero paradójicamente asegura que el paso del tiempo no le preocupa demasiado. “Creo que una se ve como vive. Si sos feliz, tendrás sólo arrugas de reírte, si estás muy triste y te hacés problemas vas a estar con un rictus adusto siempre”, explica, al momento que adhiere que el mejor antiage es el contacto con la naturaleza. Zamarbide tiene una casa en Cañuelas a donde se escapa para andar a caballo o a cuidar sus plantas y su pequeña huerta.
“No soy esclava de la moda y las tendencias”, dice la actriz. Por su trabajo tuvo la oportunidad de viajar mucho por el mundo, entonces aprovecha esas travesías para comprarse ropa. Se reconoce más bien clásica y contemporánea al momento de elegir el vestuario, prioriza la indumentaria cómoda y las texturas buenas. “A veces intento mezclar looks y estilos, eso me divierte, pero por lo general prefiero siempre los básicos”, cuenta. Si bien ya actuó en programas y películas con mucho éxito, María, sin dudas, va por más. Sin concentrarse en el futuro, vive el presente al máximo y espera lo qué le deparará el destino. Seguramente, será algo bueno, como la tiene acostumbrada.
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