«Una vez iba sentada en el tren y enfrente mío había un señor que en un inglés muy vacilante me dijo: “Usted y yo somos iguales”, lo dijo desde un lugar muy profundo y transparente; le devolví la mirada y siguió: ‘Somos de lugares y culturas tan diferentes y sin embargo usted y yo somos iguales’. A mí eso me pegó muy fuerte.»
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