La última hoja del calendario parece ser la señal de largada de una intensa maratón de tareas que la mayoría disfruta y padece en dosis similares. Para muchos jóvenes, diciembre es el mes de los finales, de concentrarse en el estudio y rendir al máximo con la recompensa de saber que lo que sigue son las vacaciones. Para muchos, los creyentes y quienes mantienen intactas las tradiciones, es el momento de armar el arbolito (y hasta hacer un alto para volver la mirada a la fiesta principal de la temporada: la Navidad); para otros, es un ajetreo interminable que incluye coordinar cenas de Nochebuena, encuentros de fin de año (como si se fuera a acabar el mundo por no reunirse en estas semanas con gente a la que tal vez llevamos meses sin ver) y… ¡compras! La sola idea de entrar en un shopping suele generar un fuerte estrés.
Una buena alternativa es la feria de navidad que organiza el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Igual que la de arte y esperanza se caracteriza por revalorizar las producciones regionales y promover el comercio justo.
La marea de gente, la necesidad autoimpuesta de encontrar un regalo original, el bombardeo de ofertas y los gastos de la tarjeta que suben a velocidad impensada a pesar de las promociones hacen que la tarea de encontrar los presentes para el arbolito agobien a muchos antes de empezar. Ahí es donde surgen, salvadoras en muchos casos, las ferias de Navidad.
Muchos colegios (especialmente los religiosos) y clubes tienen las propias. Además de ofrecer stands con propuestas de artesanos y diseñadores estas exposiciones sirven a las instituciones para recaudar fondos para misiones y giras. También hay muchas que reciben alimentos no perecederos que luego donan -junto a un porcentaje de las ventas- a asociaciones solidarias. Pero eso no es todo: a estos mercados se suman propuestas autogestionadas por emprendedores y otras armadas como espacio de encuentro entre proveedores y potenciales clientes. Un buen ejemplo es la que organiza, por octavo año consecutivo, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. “Convocamos a emprendedores de todo el país y brindamos una experiencia de aprendizaje y visibilización de su proyecto”, explican desde la Dirección Nacional de Fomento de la Comercialización del ministerio, secretaría a cargo de la curaduría de este encuentro. Aparte de que los feriantes reciben capacitación y asesoramiento, es importante destacar que hay representantes de todas las provincias ofreciendo productos gastronómicos, artesanías textiles, juguetes y objetos de decoración. Para la mayoría de las personas, acceder a productos originales, a precio justo y en mercados que no están atestados de gente es una gran opción a la hora de comprar los regalos navideños.
RSS
G Plus
Facebook
Twitter