La casa se levanta en el más privilegiado enclave de Punta Piedras, justo donde se dividen las aguas del Río de la Plata y el Océano Atlántico.
El pedido de los dueños fue disfrutar de todos los ángulos. El living, con grandes ventanales, cumple el deseo. Hormigón en el techo, blanco como paleta y un sector de avistaje y otro de lectura con chaise longue Le Corbusier delimitan las zonas.
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