Por Florencia Rodríguez Petersen | Es una tendencia que va en contra de las tradiciones y, aun así, recién ahora los diseñadores más rebeldes están dejando de usar pieles en sus colecciones.

Stella McCartney es la abanderada de la moda cruelty free. Ella incluso va más allá que la mayoría de sus colegas: prueba diversos materiales con el objeto de que tanto en la confección como en el uso sus prendas causen el menor impacto posible en el medio ambiente. Ese fue su desafío en 2001 cuando instaló la marca alineada con los principios de lujo sustentable. Esta semana, por ejemplo, presentó un insumo con tacto similar al cuero pero producido a partir de micelio (aparato vegetativo de los hongos).

Vivienne Westwood también asumió tempranamente el compromiso de no usar pieles en sus colecciones. Fue en 2007, época en la que las manifestaciones lideradas por militantes de PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) se convirtieron en algo común durante las semanas de la moda. Entre los últimos en sumarse se encuentra Tom Ford quien además de haber incorporado diseños cruelty free a sus últimas colecciones, anunció en enero su intención de llevar un estilo de vida vegano. En marzo de este año, Donatella Versace aseguró que no usa más pieles:
“No quiero matar animales para hacer ropa, no creo que eso sea correcto”, expresó. Y, un mes más tarde, le llegó la hora a John Galliano. En un reportaje, cuando le preguntaron sobre la asociación entre pieles y lujo respondió:

“Lo que importa hoy es la autenticidad y la inventiva. No queremos un producto, buscamos ética, una firma que defienda los valores que admiramos”.

El hecho de que los creadores más destacados eviten el uso de pieles y cuero en sus creaciones da cuenta de un giro en la moda mundial, que avanza hacia un vínculo más sano no sólo con los animales sino también con el medio ambiente.

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