Su nombre hace rato que está en lo más alto de la industria animada de Hollywood, no sólo porque en 2017 se alzó con un codiciado premio Oscar (por Zootopia) sino porque pertenece al grupo que transformó el mapa de los clásicos “dibujitos” para chicos -y no tan chicos- para siempre. Junto a Matt Groening craneó y dirigió varios de los primeros episodios de Los Simpson (hasta la temporada cinco) y también Futurama. Asimismo, participó en series como The Critic y Drawn together (de Comedy Central), todas con un estilo tan original como irreverente. El próximo 3 de enero estrena su nueva obra: Wifi Ralph, la secuela de Ralph El Demoledor, personaje que de a poco está marcando su propio camino en el cada vez más expansivo universo Disney.
-¿Desde el vamos supiste que Ralph tendría su secuela?
-No, en el momento de hacer la primera ni siquiera se nos cruzó por la cabeza esa idea. Recién un año después de su estreno empezamos a pensar en esa posibilidad, principalmente porque comencé a extrañar mucho a los personajes. Al tiempo me junté con mi codirector (Phil Johnston) y lo primero que le dije fue: “OK, hagámosla pero para eso necesitamos una buena historia, la razón no puede ser únicamente mi anhelo de volver a verlos”.
-¿Y costó mucho encontrar esa historia?
-Sí. Lo único que tenía claro era que no debíamos ir por la nostalgia, la primera película ya había agotado eso. La idea de Internet me pareció en ese sentido un excelente puntapié pero encontrar la historia principal fue más difícil aún. Tras darle mil vueltas, finalmente descubrimos que la película debía ser sobre la amistad entre Ralph y Vanellope, había muchísimo para tratar allí.
-Una de las cosas que más sorprende de Wifi Ralph es la cantidad de referencias y guiños a películas de todos los tiempos. Se nota que hay un verdadero cinéfilo detrás de ella…
-Gracias por lo de cinéfilo, efectivamente es así… (sonríe). Por otro lado, ese mundo de referencias tiene que ver con lo que buscábamos generar, queríamos que la película refleje lo que significa estar en Internet, esa sensación de información constante, que viaja a toda velocidad y en la que cualquier tema está a un click de distancia… Fue un aporte sutil y me alegra que se perciba.
-Relacionado a eso, la propia historia presenta muchas capas diferentes, no es lineal en ningún aspecto. ¿En algún momento pensaron: “esto ya no es para un público infantil”?
-Es curioso que lo menciones ya que a la mitad del trabajo (de tres años y medio en total) nos paramos y nos dijimos: “¿cómo hacemos para detener este mundo de referencias y universos tan vastos?”. Y ahí nos dimos cuenta de que teníamos que quedarnos con Ralph y Vanellope, con sus sensaciones y sentimientos. Esa pauta nos dio el balance y equilibrio justo, el poder decir: “ok, tengamos todas estas bromas locas, pero no nos alejemos demasiado del corazón de la historia, de la emoción”.
-¿Creés que hay algo del espíritu de Los Simpson y Futurama en la película?
-Sí, mucho. Es que ese registro es básicamente lo me gusta hacer, por ahí va mi sensibilidad. Fui muy afortunado al trabajar en esos dos proyectos porque precisamente me encontré con gente como Matt Groening con la que compartía esa misma sensibilidad. Realmente nos entendíamos entre todos. Esos shows son la demostración de lo que para mí puede ser una gran serie animada: inteligente, ocurrente y ciertamente compleja a la vez. O que al menos pueda hablar de temas complejos.
–La escena de las princesas (ver recuadro) quizá sea la más ácida de todas… ¿Tuvieron dudas de incluirla? Digo, no deja de ser una película de Disney…
-Cuando hicimos el primer bosquejo de la escena la vi dos veces seguidas y me dije: “Sí, quizá nos extralimitamos”… Pero en el fondo de mi corazón también sentía que estaba bien, que era una oportunidad casi única para hablar de un tema tan actual como la deconstrucción de las princesas y los cuentos de hadas. Nos gustaba tanto la escena que estábamos dispuestos a defenderla a capa y espada. Pero lo curioso fue que apenas se la mostramos a los ejecutivos de Disney su reacción fue totalmente positiva. “Todo el mundo hace chistes sobre Disney y estos temas, ¿por qué nosotros no vamos a poder hacerlo?”, nos dijeron. Y nos dieron luz verde.
-“Fantasía” es una de las palabras claves de cualquier proyecto animado. ¿Cómo se logra llegar a ella, hay algún “secreto” al respecto?
-(Piensa) No sé si existe tal cosa… Lo único que puedo decirte es que vengo viendo películas y series animadas desde que tengo 4 años. Y nunca paré, siempre fue un universo que me fascinó y cautivó, incluso de grande. Vi realmente de todo. Lo que fuera animado, ahí estaba yo. Así que quizá el único secreto que tengo para dar es que lo mejor no es buscar la fantasía sino vivir en ella, amarla y experimentarla en el sentido más amplio posible. Y así encaro mi trabajo, cuando una idea me hace sentir escalofríos en el cuerpo, cuando se me pone la piel de gallina y algo adentro mío se mueve, recién ahí me digo: “es por acá”.-
Princesas
“¿Seguro que eres princesa?”, “¿te atraparon, te esclavizaron o tus problemas se acabaron porque vino un gran hombre a salvarte?”, le preguntan a coro princesas como Blancanieves, Rapunzel y Cenicienta a Vanellope en uno de los tramos más singulares de Wifi Ralph. La escena, que es bastante larga y muy hilarante, formó parte de uno de los primeros trailers del filme y se transformó gracias a su irreverencia en uno de los videos más viralizados del mes.
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