Muchas veces, ese lugar que descubriste por casualidad, porque «vi luz y entré» o porque el boca a boca te provocó conocerlo, sin querer, como quien no quiere la cosa, se convierte es una adorable adicción, ese «lugar en el mundo» que elegís para, al menos una vez por semana, tomar alguna de las comidas del día. Y Ludivina tiene todo para convertirse en ese espacio que vas a adorar.
Desde el vamos, la cordialidad y la paz que transmiten sus paredes blancas, sus cuadros en tonos celestes y azules, los abundantes toques de madera y la vajilla de ensueño arman el combo perfecto para que no te quieras ir. La carta y la atención hacen el resto. Y en sus platos no solo vas a saborear historia, sino mucho de eso que tanto nos gusta: el como lo hacía la abuela…
Ludivina, en la calle Gurruchaga del barrio porteño de Palermo, es un personaje de ficción que podría ser real: su historia comenzó en algún lugar de Europa, desembarcó en Buenos Aires y se transformó en una mezcla de recuerdos y sabores.
Misteriosa y transparente a la vez, no revelará en qué año o ciudad nació, pero compartirá relatos de su recorrido por el Viejo Continente y su llegada a Buenos Aires. El faro es su brújula y el azul, su color amuleto. Para conocerla de cerca, solo hay que atravesar el portón y perderse en su casa mansa.
Casona mansa y tranquila
El restaurante abrió en una casona centenaria y cuenta con dos plantas, un entrepiso y una terraza a cielo abierto. Para respetar su historia arquitectónica, se mantuvieron las paredes de ladrillo a la vista, haciendo del blanco y el azul los dos protagonistas cromáticos, que además transmiten el ritmo de la costa mediterránea, de Grecia, Italia y Portugal, de pueblitos europeos perdidos y encontrados.
Para que puedas recorrer su viaje, hay un mapa mural y dos grandes cuadros ilustrados por Juane Lemos: escenas de ciudades, de campos, de playas y de cocinas muestran fragmentos de sus recorridos a través de distintos medios de transporte.
En los baños, dos collages de Georgina Maekaneku traducen el espíritu de Ludivina a su mínima expresión: el viaje, la búsqueda, la libertad. En el salón principal, una serie de doce dibujos realizados por Uri Laufer narra el nacimiento, crecimiento y muerte de una rosa, figura que da la bienvenida desde la puerta de entrada.
En el proyecto de interiorismo, que trabaja sutilmente sobre el detalle para acompañar la propia identidad de la casa, participó Silvina Bidabehere.
Sabores con historia
Los acentos de la cocina están puestos en recetas heredadas y de inmigración, que giran en torno a la propia historia de Ludivina. Todos los platos son caseros y de elaboración propia. El restaurante abre de martes a viernes de 17 a 24, y los sábados, domingos y feriados de 11 a 1 a. m. Los fines de semana desde la apertura hasta las 18 se sirven dos propuestas de brunch.
Tapas & entradas: Pulpetines con salsa mediterránea; burrata con chutney y panceta crocante; bocadillos de espinaca con alioli de berenjena ahumada y pimentón; tortilla de papas.
Principales: Tagliatelle con langostinos al ajillo; carne braseada con torre de papas; risotto de remolacha; raviolones de espinaca y ricota con pesto de rúcula y almendras tostadas; ñoquis a la romana; pesca del día en limón y eneldo con mil hojas de verdura, y crepe de ricota y queso con crema de tomates secos y polvo de aceitunas negras.
Postres: Tiramisú; key lime pie; crème brûlée, y belga de chocolate.
Pastelería casera: Alfajor de almendras y dulce de leche; pastel de nata portugués; scon dulce; scon de queso; carrot cake; soufflé de ricota; budín de banana y nuez, y budín de limón y amapolas.
Brunch de Buenos Aires: Dos infusiones a elección, 2 exprimidos de naranja, yogur natural con granola y frutas, tostadas de pan de centeno con queso crema y mermelada casera, tostado de pan blanco de jamón cocido natural y queso, scon dulce o de queso, porción de budín a elección y minicake a elección.
Brunch Por el Mundo: Dos infusiones a elección, 2 Aperol Spritz, yogur natural con granola y frutas, huevos revueltos con salchicha parrillera, fosforitos de hojaldre con jamón cocido natural y queso, crepes soufflé con rúcula, repollo morado, palta, tomate y queso crema, french toast con queso crema y mermelada casera, scon dulce o de queso y minicake a elección.
En la carta hay algunos tragos clásicos y varios vinos (todo en proceso de expansión ya que la idea es incorporar algunas etiquetas poco conocidas de bodegas chicas y a precios amigables, como lo son todos: Los platos principales parten desde los $420, un postre, por ejemplo, el key lime (¡delicioso!) ronda los $320, la carrot cake, $260, y los brunches, $980 el Buenos Aires y $1580 el Por el Mundo.
Ludivina: Gurruchaga 1422, Palermo. CABA. Martes a viernes de 17 a 24. Sábados, domingos y feriados de 11 a 1 a. m. Reservas al 4831.9856. Instagram: @ludivinabuenosaires, Web: www.ludivina.com.ar
Millllll gracias querida Marce!!! Besos Gilda