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09/06/2017

Personajes

Paz Vega, íntima: «Nunca me sentí parte de Hollywood»

Por Pablo Steinmann (desde Miami) | Nació en Sevilla y llegó a la meca del espectáculo de la mano de Adam Sandler. Hoy trabaja en The OA, la serie de ciencia ficción de Netflix. En Miami, hablamos a solas con ella sobre su carrera, su familia y el amor.

«Hay un antes y un después de La La Land en mi vida”, confiesa con una sentida sonrisa Paz para luego completar: “La vi hace poco y debo decir que conecté muchísimo con esa película, con sus personajes, con todo. Conozco muy bien Los Ángeles y sé lo que es vivir el amor allí, en ese contexto… Y además, me parece que el director puso toda su pasión por el cine en el filme. Y eso se nota”, sentencia. Y sonríe de nuevo. Sevillana de nacimiento, Paz ha construido una prolífica carrera internacional.

Empezó en su país, con un recordado protagónico en Lucía y el sexo, de Julio Medem, y desde entonces trabajó en México, Italia y Estados Unidos. Su debut en Hollywood fue con Spanglish, una singular comedia romántica de James L. Brooks (guionista de Los Simpsons) donde compartió cartel con Adam Sandler. “Ni siquiera hablaba inglés -recuerda- por lo que en mi cabeza jamás estuvo la idea de hacer carrera allí. Terminé viviendo diez años en Los Ángeles casi por azar, porque me salían trabajos allí, pero lo cierto es que nunca me sentí parte de Hollywood”. El año pasado, Paz fue convocada para The OA, la intrincada serie de ciencia ficción de Netflix producida por Brad Pitt que ya tiene una segunda temporada en camino.

Allí es Renata, una especie de ángel cuyos poderes son tan misteriosos como la trama misma. “Creo que ni Renata sabe todavía lo que es capaz de hacer. Ella tuvo una experiencia cercana a la muerte y a partir de ahí desarrolló una habilidad especial con la música. La única que sabe sobre su poder es The OA (Brit Marling), los demás saben que tienen esas experiencias pero no saben cómo usarlas”, explica.
-La serie se mete de lleno en los debates sobre la vida después de la muerte. ¿Cuál es tu posición respecto del tema?
-Varía con los días (ríe). Me gustaría creer que me voy a encontrar con mis seres queridos cuando me llegue el día, pero siento que es sólo un deseo. Lo más probable es que no sea así…

«Fui criada en un ambiente muy religioso, pero hace ya bastante años llegué a la conclusión que lo mejor para mí era matar a Dios. Y así lo hice».

-No tenés una mirada religiosa sobre el asunto…
-No, para nada. Y eso que fui criada en un ambiente muy religioso, en una ciudad como Sevilla, en la que el catolicismo se vive a pleno. Pero bueno, en la vida uno madura y se va cuestionando cosas. Hace ya bastante años llegué a la conclusión que lo mejor para mí era matar a Dios. Y así lo hice. Respeto a todos los que creen en su existencia, pero yo vivo muy aliviada desde entonces.
-¿No te angustia pensar “esto es todo lo que hay”?
-No, al contrario, para mí fue liberador llegar a esa conclusión. Me hizo más creyente del género humano. Y también más optimista. Creo que todos tenemos una capacidad de bondad infinita. Lo sentí sobre todo con el nacimiento de mis hijos (N de la R: tiene tres: Orson -9-, Ava -7- y Lenon, -6-). No hay nada más blanco y puro que un bebé recién nacido. Y eso está en todos, después la vida nos va manchando, pero la esencia permanece, sólo hay que recuperarla.
-Hoy estás instalada en España pero viviste una década en Los Ángeles, ¿cómo recordás esos años?
-Como una etapa muy feliz. Los Ángeles es una ciudad que al principio cuesta, pero cuando logras entenderla, es muy placentera. Yo pude criar a mis tres hijos allí, en una ambiente increíble, cerca de la playa, de la montaña…. Mientras trabajaba, además, con gente a la que he admirado toda la vida. Más allá de eso, creo que toda esa experiencia me hizo mucho más tolerante, me abrió la cabeza en todo sentido. Conocer de cerca otra cultura te ayuda a eso. Yo siempre le digo a los más jóvenes que intenten salir de su hábitat. Es muy enriquecedor.

«Conecté muchísimo con La La Land, con sus personajes, con todo. Conozco muy bien Los Ángeles y sé lo que es vivir el amor allí».

-¿Te resultó arduo balancear la vida familiar con la profesión?
-Sí, al igual que es arduo para todos. Pero se puede, con ayuda y con organización. Y con sacrificio, obviamente, claro. Pero como dice el dicho: sarna con gusto no pica. Es así. Mi sueño siempre ha sido ser madre y creo que es lo más relevante que hice. Es mi logro más importante.
-Con tu marido, el venezolano Orson Salazar, están juntos hace más de 15 años, no es poca cosa tampoco…
-(Sonríe) Es cierto, y lo más importante es que  estamos muy enamorados y felices, acompañándonos en todo lo que podemos. Él no sólo entiende mi profesión sino que me comprende perfectamente en todo, hasta mejor que yo misma en muchos casos… Es mi gran sostén, sin dudas.

 

 

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