El sabor dulce, deseado y aceptado por todas las culturas, se asocia generalmente con el azúcar -conocido también como sacarosa-, el endulzante por excelencia. No obstante, la OMS (Organización Mundial de la Salud) indica que el consumo diario de dicho producto en personas de todas las edades debería ser de entre el 5 y el 10 por ciento de la ingesta calórica total, ya que si bien les proporciona a los alimentos ese gusto tan buscado, aporta calorías vacías, es decir, sin contenido nutricional en su composición, y además pone en riesgo la salud de niños y adultos.
Para restringir su consumo, sin que el paladar lo sufra, el mercado gastronómico ofrece otros tipos de endulzantes. Algunos son naturales y no poseen calorías, mientras que otros tienen la misma cantidad pero, al no haber tenido ninguna transformación ni refinado, mantienen sus nutrientes esenciales, volviéndose opciones igualmente ricas y más sanas.
Adicción y enfermedades
De acuerdo con la OMS, tanto en Argentina como en el resto del mundo, es preocupante la tasa de sobrepeso infantil, con números que van en aumento. Y en esto tiene gran incidencia el azúcar, “no sólo como endulzante, sino por ser compuesto de todos los alimentos industrializados. En cantidades inadecuadas, no aporta valores nutricionales significativos, pero genera grasa abdominal”, explica la doctora Andrea Miranda, médica nutricionista, esteticista y directora de la Sociedad Argentina de Estética y Nutrición Integral (SAENI). Frente a esta situación, ella recomienda: “educar desde pequeños para no sumar azúcar a los alimentos y redescubrir los sabores naturales. El azúcar agregado (es decir, que no se encuentra originariamente en frutas y verduras) aumenta el riesgo de diabetes, de hipertensión y de afecciones cardíacas y hepáticas. Además, es una sustancia adictiva que influye en el estado de ánimo al impactar en los niveles de dopamina del cerebro, lo que puede causar depresión”, advierte.
“según informes de la oms, en el mundo es preocupante la obesidad infantil. y en esto influye mucho el consumo de azúcar”.
Por otra parte, al momento de considerar opciones que reemplacen el azúcar, también existen mitos, como los que relacionan a los edulcorantes con el riesgo de contraer cáncer. Al respecto, la doctora Virginia Busnelli, médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF, dice que “no hay estudios contundentes que aporten ésta información en humanos, ya que para superar la ingesta máxima diaria permitida deberíamos consumir cantidades extremadamente altas. Como conclusión, es importante aclarar que si uno quiere utilizar endulzantes sin aporte calórico, no existiría ninguna razón para eliminar los edulcorantes de la alimentación”.
Alternativas amigables
Aunque los edulcorantes no representen un riesgo para la salud, los nutricionistas coinciden en elegir a la stevia como una buena opción para sustituir el azúcar, ya que es un endulzante natural que no contiene calorías. “Se extrae de un arbusto de nativo de Paraguay y endulza 200 veces más. Se consigue en polvo y líquido, pero lo ideal es usar sus hojas frescas o secas. Se emplea para cocinar y en infusiones, bebidas y yogures. Los puntos desfavorables son que no puede usarse como conservante en mermeladas y confituras, y que posee un sabor particular que no agrada a todos los paladares”, señala Lorena Pérez, nutricionista del Sanatorio Finochietto, y da otras alternativas naturales disponibles en dietéticas, almacenes orgánicos y mercados:
> Miel pura: Contiene vitaminas, minerales, oligoelementos, enzimas digestivas y antioxidantes. No se recomienda en menores de un año y en diabéticos. Se usa para endulzar infusiones, bebidas, tortas y otras preparaciones.
> Miel de arroz: Se elabora a partir de granos de arroz moti integral. Aporta un dulce muy sutil. Casi no presenta contraindicaciones y se aplica en la cocina macrobiótica.
> Melaza: Se obtiene mediante un proceso de molienda y refinación de la caña de azúcar. Es rica en calcio, hierro, potasio, fósforo y fibra. Su sabor es intenso y puede no agradar. No es apta para diabéticos.Se emplea en panificación, pastelería y cremas.
> Frutas disecadas o deshidratadas: Dátiles, duraznos, ciruelas, higos, damascos y pasas de uva a las que se les evapora el agua y aumenta su dulzor. Los diabéticos deben limitar su consumo.Pueden usarse para budines, cookies y muffins.
> Azúcar mascabo: Proviene de la primera prensada de la caña de azúcar. De aroma intenso y avainillado, aporta fibras, minerales y vitaminas. No es apta para diabéticos.
Más permisos
Liliana Grimberg, nutricionista experta en dietas, suma alternativas de endulzantes:
Miel de cebada: Se obtiene a través de la degradación del almidón del cereal. Es un azúcar completo, de combustión y absorción lenta, que tiene la ventaja de no sobrecargar la actividad pancreática. Posee calcio, hierro, fósforo y potasio. Lo ideal es utilizarla en combinación con otros endulzantes naturales, como la miel de arroz.
Fructosa: Es un endulzante extraído de las frutas. Se caracteriza por un color y una textura similar al azúcar blanco refinado. Proporciona una cantidad importante de calorías que se absorben lentamente, por lo que se recomienda a deportistas. Al ser muy dulce, debe utilizarse en menor cantidad que el azúcar común. Los diabéticos deberían consultar antes de consumirlo.
Arrope de algarroba: Es un líquido oscuro y espeso típico en la cocina del norte argentino. Se obtiene al cocinar las vainas de algarrobo, permitiendo la concentración de azúcares. A pesar de su exquisito sabor dulce, no posee agregado de azúcar
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