Los cuentos para chicos dejan huellas indelebles. La actriz Carla Constanza Peterson lo sabe desde que nació. Su segundo nombre lo eligió su mamá, quien se inspiró en una estatua apodada “Constanzuna”, donde se sentaba para que le leyeran cuentos. Con 43 años, hoy la actriz recuerda: “Mi abuela me leía el cuento La ratita presumida y más que la historia, me gustaba que me describiera cómo eran los vestidos que la ratita tenía puestos. Yo le pedía que me los hiciera, que viéreamos cómo eran los zapatos…”. Peterson, que hizo campañas publicitarias para marcas de indumentaria, tiene un vínculo con la moda que, evidentemente, se escribió en la infancia y que, al igual que lo que sucede con su primer nombre, permaneció entre las líneas de un cuento infantil.
Casada con el político Martín Lousteau y madre de un niño de 5 años (Gaspar), Carla tiene por delante un intenso año laboral, que arrancó con el estreno de “Recreo”, (se estrena el próximo jueves) y que protagoniza junto a Juan Minujín, Fernán Mirás, Jazmín Stuart, Martín Slipak y Pilar Gamboa. El filme se propone como una “radiografía de los 40 años” e invita a reflexionar sobre cuestiones como la libertad en la pareja, el vínculo con los hijos, la juventud y la rebeldía.
-Sentir que envejecemos puede empujar a unos últimos brotes de rebeldía. ¿A vos te agarran?
-Creo que hay que ser rebelde toda la vida, justamente para que no se trate de brotes y nada más. Pasa que la palabra rebeldía es un poco pretenciosa. Hoy es difícil ser realmente rebelde. Para mí tiene que ver con hacer lo que querés; con no sentir temor; con no paralizarte ni atarte y con estar más preparado para que las cosas de la vida puedan sorprenderte. A veces encontrar ese objetivo de rebeldía es difícil… y ese es el desafío.
-Cumplidos los 40, ¿importa menos el “qué dirán”?
-No sé si te importa menos. Pero sé que nunca le voy a gustar a todo el mundo, que siempre va a haber alguien que no va estar de acuerdo conmigo y va a criticar. No se puede agradarle a todo el mundo, eso ya lo entendí.
-Tu amiga Muriel Santana lo experimentó hace poco. Muchos la criticaron con dureza por contar que se practicó un aborto. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
-Soy muy amiga de Muriel. Estoy totalmente de acuerdo con decir lo que uno piensa y con querer la igualdad de género. Sucede que es difícil hablar en los medios de algo tan importante. No quiero entrar en una discusión de redes sociales porque si nos metemos en esas polémicas, perdemos. Antes el “feminismo” era algo muy lejano, yo escucho y estoy en un camino de aprendizaje enorme. Hay cosas importantes de verdad que las mujeres conseguimos gracias al feminismo.
-Ya casi todos los colegios son mixtos. Vos fuiste a una escuela de mujeres solas. De chica, ¿eso te complicó a la hora de relacionarte con varones?
-No fue impedimento, tenía amigos de otros colegios. Sí, era más difícil, había que pedir permiso. El otro día me acordaba de cuando llamaba algún chico a casa y atendían mis papás. En mi caso, no podían ser compañeros de colegio… Me daba vergüenza porque me iban a hacer muchas preguntas. Además, ¡el chico tenía que animarse a que lo atendiera un mayor y decir quién era! Porque cuando decían que querían hablar conmigo se preguntaba: “¿De parte de quién?” Antes era así. Mi generación se crió con esa diferencia respecto de lo que pasa ahora, que debe ser todo por WhatsApp y sin el filtro de los padres. Además, antes había otras reglas. Por ejemplo, después de las 10 de la noche no se hablaba por teléfono (Ríe).
-Me dijeron que mucho antes de que conocieras a Lousteau tu mamá le había “echado el ojo” como candidato para vos.
-(Lanza una carcajada) Sí, es verdad. Fue como una vidente. No sé cómo se le habrá ocurrido eso. Un día vio un spot de campaña de Martín y me dijo: “Vos tenés que salir con un chico como Martin Lousteau”. Yo pensé: “¡¿Qué voy a hacer yo con un político?!” Después lo conocí de pura coincidencia y aquí estamos, llevamos casi 7 años juntos. “Mamita” en eso tuvo razón.
-Viniendo de disciplinas tan distintas, ¿quién maneja el control remoto de la tele de la casa?
-¡Gaspar! En casa se miran programas infantiles, tratamos de compartir con él lo que ve. Estamos muy atentos a las pantallas.
-Y cuando dejan la pantalla, ¿piensan en un segundo hijo?
-Sí. Nos encantaría, pero hay cosas que no dependen sólo de uno. Tuve a mi primer hijo a los 38. Somos grandes y no es lo mismo que cuando sos más joven. Si llega un hermanito o hermanita estaremos felices, pero también estamos muy felices de haber formado una familia, de habernos encontrado. Con Martín nos conocimos grandes, cuando yo pensaba que no me iba a suceder. Todavía nos seguimos sorprendiendo del hijo que tenemos y somos agradecidos de lo que nos pasó.
«Hay cosas importantes de verdad que las mujeres conseguimos gracias al feminismo»
-¿Te gustaría que Martín fuera el próximo jefe de gobierno porteño?
-(Hace un silencio prolongado…) Lo pienso y el trabajo que podría hacer en una ciudad es muy importante. Yo lo sigo mucho, lo escucho y me siento representada cuando tengo que ir a votar. Pero sé que es un trabajo con muchísima responsabilidad y que implicaría muchos cambios en nuestra familia. Ahora, si es lo que él elije hacer y lo va llevando su camino, lo disfruto, como cuando yo le digo que voy a hacer determinado proyecto laboral.
-La política implica una gran responsabilidad sobre los otros.
-Sí, los políticos toman decisiones sobre la vida de un montón de gente. Tendríamos que ser fuertes y yo tendría que estar muy fuerte a su lado, porque sé que esto le gustó siempre. Sí, me parece que podría ser el mejor jefe de gobierno porteño. Esa es mi opinión, y separo mis cosas de la política. Me gusta que me vean actuar y trato de no meterme en las campañas. Sí lo acompaño, como cuando fuimos a los Estados Unidos (Martín fue embajador en dicho país y vivieron juntos en Washigton durante un año y medio) .
-¿Esas decisiones se charlan mucho?
-Las decisiones las tomamos generalmente juntos o nos avisamos qué va a pasar. Eso es importante.
-Este año vas a protagonizar una tira diaria de Telefé en el prime time (“100 días para enamorarte”, con Nancy Dupláa, Juan Minujín, Luciano Castro y elenco). ¿Te preocupa cómo van a organizar la vida familiar?
-No, ya hubo momentos en los que los dos estábamos con mucho trabajo y, no sé cómo, pero nos organizamos. Con un hijo solo no es tan difícil. Yo tenía muchas ganas de volver a hacer tele y de estar en una comedia, así que ahí vamos. “100 Días…” será para la primera parte del año. Después vamos a ir viendo qué otros proyectos aparecen. Hay un par de cosas en vista para más adelante, pero me gusta ir de a poco para disfrutar y no sentir la presión del trabajo. Amo lo que hago; me gusta empezar y terminar las cosas y luego empezar y terminar otra vez, ir cerrando etapas. Ahora viene una etapa de trabajar de lunes a viernes, ¡muchas horas!
-¿Sentís culpa los días de jornadas largas?
-No. Ahora mi hijo va a empezar preescolar. Como es más grande y comprende algunas cosas, espero que pueda ir a verme trabajar. Antes no entendía que cuando decían “acción” él tenía que estar callado, entonces se necesitaba que saliera del estudio. Ahora puede quedarse ahí jugando. No sé si le va a divertir. Él va a ir al jardín a hacer sus cosas y yo voy a salir corriendo de trabajar para volver a mi casa. El teatro es más complicado…
-¿En qué sentido?
-Porque es a la noche, cuando los chicos se van a dormir con sus papás y comparten ese momento. Hace unos años hice una obra y, sin darme cuenta, se me complicó porque durante casi un año no lo acosté y no le conté los cuentos antes de ir a dormir. Desde entonces la costumbre en casa es que Martín lo lleva a dormir y le cuenta cuentos y a veces, cuando mi hijo me deja, lo hago yo.
-¿No le leíste “La ratita presumida”?
-No, a veces se lo quiero contar. Me parece que no va a seguir la tradición familiar. Agarramos juntos otros libros. Eso sí, él no pregunta qué ropa tienen puestos los personajes como hacía yo con mi abuela.
Cuando pasan los años y no se tiene claro el por qué y el para qué de la rebeldía ésta se marginaliza volviéndose una transgresión patética. Hay frases «linditas» q pierden sentido en boca de personas q no tienen claro el motivo de la actitud x la que provocan esas supuesta rebledía.
Nunca me gustó esta persona…en realidad, la veo tan superficial q me da náuseas…creo q Martín (si bien no coincido con sus ambiciones desmedidas ni con su mirada política xq apoyo a Cambiemos) estaría mucho mejor con Juanita Viale , a quien veo menos trucha….
mi admiración para Carla Peterson, es una gran actriz y verla en la tele para mi es un gran deleite.